33. "F.R.I.E.N.D.S"

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Jake

Domingo.

Amado y odiado domingo.

Cuando despierto son alrededor de las doce y cuarto del mediodía.

Es decir, es fin de semana y soy un adolescente. Así que al diablo con pararse temprano.

Me levanto y arrastrando mis pies me dirijo a mi baño donde me cepillo, me lavo la cara y luego voy hacia mi armario. Me pongo un short negro, unos tenis y una camisa rosa con un gato hipster. Ya sé que es estúpido y femenino usar una camisa así pero me la regaló Kyle, mi mejor amigo.

Bajo las escaleras rápidamente pero sé que estoy solo, los domingos mi mamá sale con mi tía Jojo. Entro en la cocina, preparo un sándwich de jamón y mayonesa-odio el queso y la mostaza-, y lo pongo a calentar en el microondas.

Después de desayunar agarro mis llaves con el llavero en forma de guitarra que Caleb me regaló y salgo de mi casa. Fue una mala idea. De la puerta de enfrente salen Caleb y Damen riendo como idiotas, caminan hacia la hummer negra de Caleb, se suben y se alejan. Comienzo a trotar impulsado por la ira, y mientras lo hago me doy cuenta de que no tengo amigos. Kyle se fue. Samara es mi ex novia y en teoría, nos odiamos. Así que sí, necesito amigos. Troto como cincuenta minutos y no sé cómo llego a la calle de Samara y Hannah.

-No hagas una estupidez-grita mi consciencia. La ignoro de lleno.

Me acerco hasta la puerta y toco el timbre. Soy un idiota. Se abre y un hombre de unos cincuenta años con ojos celestes y cabello gris, muy bien vestido es el que está detrás de la puerta.

-Buenas tardes, soy el señor Peridan-dice sonriendo.                                                                                          -Buenas tardes, mmm, ¿está Hannah?                                                                                                                          -Sí, la señorita Carter está, iré a llamarle. Pase, pase.

A pesar de que estoy mal vestido-así me siento-, este señor Peridan me trata con toda la cordialidad del mundo. Él sube las escaleras en forma de caracol que imagino llevan al segundo piso. Me quedo parado como un imbécil esperándolos y cuando encuentro la valentía para irme el señor Peridan llega con Hannah, quien tiene el cabello negro completamente desordenado y sus ojos solo revelan rabia mal disimulada hacia mí.

-¿Qué haces aquí, McDaniels?-la agresividad con la que pregunta me deja sin habla por unos cuántos minutos. 

 -Yo, mmm, no lo sé. Mejor me voy-digo tartamudeando por primera vez en mi vida. Maldita sea. 

-Algo necesitas.-dice agarrándome del hombro justo cuando estoy a punto de abrir la puerta-Y yo quiero saber qué diablos es. Sólo por esta vez. Vamos a sentarnos.

Ella camina hacia su sofá en forma de "U" de cuero color chocolate. Hannah me lanza una mirada entre la rabia y la pena.

-¿Estás esperando una puta invitación o qué?

Me siento con fuerza en una de las puntas mientras ella está en la otra.

-No tengo amigos. Eso es lo que necesito-ladro en seguida, sé que me merezco el odio de esta chica.

Sus ojos grises se abren con sorpresa y en ellos sólo queda pena. No me gusta que sientan pena de mí. Así que me levanto y comienzo a alejarme de ella. Pero, justo cuando creo que logró escaparme de Hannah, ella se lanza sobre mí, provocando que ambos caigamos al suelo.

Un triángulo NO tan comúnWhere stories live. Discover now