19 - Un antes y un después

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Despertar entre sus brazos fue muy parecido a despertar en el paraíso. La tranquilidad y paz que sintió Olivia al abrir sus ojos y sentir el calor de Tadeo cerca suyo, la hizo sonreír.

Los recuerdos del día anterior se repitieron uno a uno en bucle haciendo que tuviera que volver a cerrar los ojos para que no se escaparan de su sentir. En esos momentos se sorprendió a sí misma no teniendo miedo. Por un momento, se sintió abrazada por la seguridad y las ganas de intentar.

Se acomodó mejor en la cama haciendo que Tadeo despertara. Tardó unos segundos en reaccionar en tiempo y lugar, y cuando lo hizo, la abrazó más fuerte.

—Buen día.

—Buen día.

—¿Cómo has dormido?

—Muy bien la verdad —le dijo ella dándose cuenta que esta vez, los sonidos de la ciudad no habían sido impedimento para conciliar el sueño. Se había dormido sintiendo la respiración de Tadeo cerca suyo y eso bastó.

—Yo también. Ha sido una de las mejores noches.

Se quedaron un rato más en la cama, abrazados, queriendo hacer eterno el instante. Luego, al ver que el reloj no se detenía, se levantaron y se vistieron. Mientras Tadeo hacía el desayuno, Olivia fue a la habitación para ordenar el bolso.

En ese momento, en silencio, sola, se dio cuenta que ansiaba quedarse un poco mas allí... En esa ciudad que tanto había dicho odiar. Sintió que el día anterior le había demostrado que había mucho por hacer y eso la motivaba, le daban ganas de salir a la vida y recorrer cada rinconcito, visitar cada bar y comedor, cada parque.

Empezó a pensar que la vez anterior no se había permitido conocer la ciudad y la había juzgado desde su propio malestar. Tal vez el problema no había sido Valedai, si no su propio vacío, su propia desconexión.

Sintió como el corazón comenzaba a latirle con más rapidez mientras una idea bastante clara y poderosa comenzaba a formarse en su mente. Todo su ser supo lo que aquello significaba. Todo su interior fue consciente de la respuesta que tanto estaba buscando. Pero ella se negó a ponerlo en palabras. Porque todavía temía.

Para su suerte, Tadeo apareció en la habitación para decirle que el desayuno estaba listo. Por un impulso que no pudo detener, se acercó a él y buscó su abrazo. Él respondió al instante.

—Gracias por haberme invitado. Me encantó conocer Valedai contigo.

Tadeo le dio un beso en la coronilla.

—Gracias por haber venido.

Después del día que habían vivido y, sobre todo, de la noche que habían compartido, Tadeo sentía una conexión mucho más fuerte con Olivia. Le costaba hacerse a la idea de que esa tarde tendría que despedirse de ella en la estación.

Tenía ganas de preguntarle si su visión respecto a la gran ciudad había cambiado, si había logrado tomar una decisión y cuando pensaba hacerlo... Pero por primera vez, pudo frenar el impulso. Sabía que estaba motivado por sus ganas de que dijera que si. Un poco, porque quería verla luchando por sus sueños y cumpliéndolos, y otro poco, porque quería que estuviera mas cerca de él. Aunque sabía que podría seguir viéndola, aunque no aceptara la beca. Pero esperaba que lo hiciera.

Esa mañana desayunaron en el sofa mientras miraban un documental de castillos antiguos que habían encontrado en la televisión. Aunque no llegaron al final, debieron partir antes para poder recorrer los lugares que quedaban pendientes.

Tadeo se esforzó por guiarla hacia los lugares que él mas amaba en Valedai, por mostrarle el lado lindo de esa ciudad para que viera que no era tan terrible como ella la recordaba. La llevó a otro de sus parques favoritos, al camino de las pinturas, donde varios artistas habían plasmado su arte... También fueron a algunos de los monumentos mas importantes que tenía la ciudad, aquellos que tenían una historia detrás.

Una parada en Colonia BasiliaWhere stories live. Discover now