38 - Apostar al latido

38 4 0
                                    

Los días siguientes fueron un tanto raros para Olivia. Valedai parecía latir de un modo diferente.

Sabía que, a unos pocos kilómetros de distancia, en la misma ciudad, había dos corazones reencontrándose después de años de compartir un mismo recuerdo.

Estaba al tanto de la situación gracias a Griselda que solía escribirle breves mensajes cuando salían juntos.

"Estoy feliz en un rato iremos a pasear" le escribió un día y Olivia sonrió. Parte de su sentir volvía a confiar gracias a la experiencia de ellos dos.

Igor había empezado a trabajar. Habían hablado el lunes, luego de su primer día, y parecía estar muy conforme con el lugar. Igualmente, eso hacía que no pudiera actuar de chofer para Waldo, así que Griselda solía ir en taxi hasta el apartamento y de allí emprendían el paseo juntos.

Olivia aprovechó esos días para estudiar. Pato también estaba en época de exámenes así que solían reunirse en algunos momentos del día en la mesa del comedor. Se hacían compañía en silencio, cada tanto compartían alguna charla y luego volvían a concentrarse en sus hojas.

El fin de semana Igor viajó a buscar a su padre y el resto de cosas que debía traer al apartamento. Tal y como había dicho Waldo, regresó a Colonia Basilia en ese viaje.

El sábado por la mañana, Griselda llamó a Olivia.

—¿Tienes tiempo libre hoy? —le dijo después de preguntarle cómo estaba—. Me gustaría que vengas a almorzar o a cenar.

—Estoy estudiando, pero puedo ir. ¿Te parece al mediodía?

—Bueno, cariño. Te espero con una rica comida.

Olivia cortó con una sonrisa. Amaba esas invitaciones.

Estudió un rato más y luego se dio una ducha para salir hacia la casa de Griselda.

Ella la recibió con un abrazo y un rico aroma a comida.

—¿Cómo estas Griselda? —le preguntó Oli tomando asiento.

—Como en una película —rio ella—. Es increíble lo que ha pasado.

—La verdad que sí. Parece sacado de una película.

—Siento que hemos conectado como hace cincuenta años atrás.

Cincuenta años, toda una vida.

—Quienes conectan una vez, conectan para siempre —dijo más para sí que para ella.

—Pienso igual.

—¿Y qué harán?

—Iré a visitarlo. Algún día de estos... Quiero conocer Colonia Basilia. Me ha hablado maravillas de ese lugar, al igual que tú y Tadeo. Algo de magia debe tener.

Y por alguna razón, todos los caminos parecían terminar o empezar en Colonia Basilia.


***


Los días siguientes la vida continuó de manera normal. O lo más normal que podía mientras las decisiones de todos creaban nuevos caminos.

Olivia continuó con sus exámenes, los cuales pasó con buenas notas y la motivó a continuar viviendo la experiencia.

Igor empezó una nueva vida en la ciudad, con su padre, intentando organizar el trabajo y el tratamiento de la enfermedad de él.

Camila llegó a las pocas semanas, con varios currículums bajo el brazo y muchas ganas de empezar a trazar su propio camino.

Esa misma semana, Griselda tomó un colectivo hacia Colonia Basilia. En ese viaje, decidieron que esa vez no se perderían. Waldo la visitaba algunas veces, ella viajaba otras... Hasta que finalmente, una noche mientras comía pastas junto a Olivia, Griselda le dio la noticia.

Una parada en Colonia BasiliaWhere stories live. Discover now