29 - Y una despedida

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El día marcado en el calendario comenzó a acercarse demasiado rápido. Olivia intentaba no pensar en la despedida y en el después, y Tadeo intentaba no hablar de ese después porque sabía que sería difícil para ambos.

Los preparativos lo mantenían ocupado, pero siempre regresaba a casa de Olivia para dormir juntos.

Para Oli era imposible ignorar el huracán que significaría ese momento, entonces se aferraba con más fuerzas a su nueva vida para ocupar la mente en algo que le daba calidez a su corazón.

—¿Qué te sucede, Oli? —le preguntó un día Mara, una de sus compañeras del instituto de cocina.

Oli hizo una mueca. Aún no se había abierto tanto con ninguno de los de su grupo. Apenas había compartido charlas sobre el interés que tenían en común y sobre cosas banales del día a día. Pero en ese momento, mientras salían de su última clase, sintió que no pudo contenerse.

Mara era una chica que transmitía una buena energía. Era tranquila, su voz era bastante tranquila, tenía un humor especial... Siempre sabía cómo hacer reír a los demás. Era una calidez que en ese momento Olivia sintió necesitar.

—Encontré a la persona con la que creo querer compartir mi vida. Y se está por ir de viaje durante un año al otro lado del océano —lo soltó de una, sin poner pausas. Y la mochila se alivianó.

Mara caminó con ella mientras le hacía preguntas sobre la situación y Olivia se permitió hablar. Llegaron hasta un parque y se sentaron en un banquito.

—Me da miedo lo que pueda pasar.

—¿Qué te asusta en verdad? ¿Que no funcione? ¿El hecho de extrañar? ¿O sentirte sola?

Olivia suspiró al escuchar esa última opción. No pudo responder, pero a los pocos segundos sintió la mano de su compañera posada sobre su pierna.

—Oli, sé qué hace poco que nos conocemos. Pero puedes contar conmigo, ¿sí? Si quieres podemos salir más, te llevaré a conocer Valedai. Podemos organizar días de campo con los chicos... No estás sola.

—Gracias, Mara. En serio. Y si, me encantaría que organicemos todo eso.

Y así los días continuaron avanzando. Olivia se sintió un poco más unida a su compañera y eso hizo que también se soltara un poco con el resto de sus compañeros. Comenzaron a hacer planes para el futuro y eso pintó un poco de color en su presente.

Pero no podía huir mucho de la realidad. A pesar de querer ignorar la fecha del calendario, las horas seguían su curso normal.

Y el día llegó.

Las maletas de Tadeo estaban preparadas en su casa y un amigo pasaría por él. Olivia decidió tomarse un taxi hasta el aeropuerto y Pato la acompañó. Sabía que sería un momento duro para su hermana y no quería dejarla sola. Además, también quería despedirse de Tadeo, quien se había ganado un lugar en su corazón.

El clima de ese lugar olía a despedida. Había muchas familias despidiendo a uno de sus miembros, parejas que se iban juntas y otras que se enfrentaban a la próxima distancia. Algunos que parecían irse de vacaciones y otros que sus rostros delataban la ansiedad de una nueva vida en otro lugar.

Tadeo avanzó con su valija en una mano y la otra, tomando la de Oli. La apretaba con fuerzas, como queriendo que nunca olvidara el valor de ese encuentro. Y Oli avanzaba con el dolor clavado en el pecho.

Odiaba las despedidas porque se sentían como un abandono. Y por alguna razón, esa palabra era un lugar tenebroso que no quería que definiera su vida. Pero allí estaba, enfrentándolo una vez más, odiándolo una vez más.

Una parada en Colonia BasiliaWhere stories live. Discover now