28 - Una promesa

56 8 0
                                    

Olivia se despidió de Griselda prometiendo ir a visitarla pronto. Y ella le agradeció por haberla escuchado... Aunque Oli sintió que era ella quien debía agradecer por tener el honor de escuchar semejante historia personal. Una historia que la había motivado en su próxima decisión.

Cerró la puerta y se dirigió a su habitación. Una vez que se sentó en la cama, buscó su celular y entró al chat de Tadeo. Ese que hacía dos días no estaba activo y que tan arrepentida se sentía por eso.

"Te amo"

Le escribió.

"Hoy y siempre"

Añadió.

Y su corazón latió. Igual que el día de su primer beso, igual que las veces en que sabía que llegaría después de un largo viaje. Tal y como latía cuando lo recordaba mientras lo extrañaba. Ese latido que solo le pertenecía a él.

Su respuesta no tardó en llegar.

"Te estás despidiendo?"

Oli sonrió. Allí estaba, de nuevo detrás de la pantalla, de nuevo conectando con ella.

"No, te estoy eligiendo"

"A pesar de todo"

Al segundo, su celular comenzó a sonar.

—Hola... —le dijo casi con miedo.

—Te extrañé, Oli —le dijo casi susurrando. Como sacándose un peso de encima que ya no soportaba más.

—Yo te extraño —confirmó ella mientras se arrojaba hacia atrás en la cama, con una sonrisa imposible de borrar.

Escuchar su voz le devolvió el alma al cuerpo. Todo cobró un sentido diferente. Todo volvía a estar en equilibrio.

—Quería hablar contigo, pero no sabía si tu querías.

Ella suspiró.

—¿Cuándo vuelves?

—En dos días.

—Ven a verme, ¿si? Tenemos que hablar...

—Lo sé. No pensaba hacer más que ir a verte. Te necesito tanto...

—Yo también. Demasiado. Tus abrazos, tus besos.

Escuchó un suspiro del otro lado.

—Espero que estos días pasen rápido.

Y no lo hicieron. Los días separados nunca pasaban rápido y para Olivia se complicaba mas cuando ya no tenía la distracción del restaurante para ocupar su mente.

En esos dos días cocinó mucho. Pato estaba feliz con tantas delicias que había para el desayuno, el almuerzo y la cena... Incluso para la media mañana y la media tarde.

Entre receta y receta, intercambiaba mensajes con Tadeo. Él le enviaba fotos de los paisajes por los que pasaba con el camión y ella, del resultado que salía del horno.

"Guárdame un poco, no sabes lo que extraño esas comidas"

"Si Pato no come todo, quedan para ti"

"Prométeme que guardaras una fuente con mi nombre, por favor"

"Lo prometo"

"Te amo"

"Por la comida?"

"Por todo, por ser tu"

***

Una parada en Colonia BasiliaKde žijí příběhy. Začni objevovat