31 - Una decisión que acecha

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Olivia comenzó a escuchar un ruido a lo lejos. Era algo constante que se hacía cada vez más fuerte. Hasta que abrió los ojos y se encontró desorientada. Se había quedado dormida en algún momento dentro del caos, y la noche había invadido el exterior.

No recordaba en qué instante había cerrado los ojos y mucho menos, cuándo el sueño la cobijó. Lo único que recordaba era el desastre de pensamientos negativos que la habían invadido en torno a Tadeo, a la distancia y al temor que sentía sobre el futuro.

—Oli. ¿Me escuchas? —Era la voz de Gise—. ¿Estás dormida?

—Pasa —le dijo mientras se incorporaba.

La puerta se abrió con suavidad y Gise tardó un rato en fijar sus ojos en ella, como si se estuviera acostumbrando a la oscuridad que había allí dentro.

—¿Te has dormido?

—Si. No sé en qué momento. Prende la luz.

Gise lo hizo y avanzó hacia la cama.

—Cami se ha ido hace un rato.

—¿Supo cómo llegar?

Ella asintió y le dijo que Pato les había preguntado a unos amigos. Ellos le habían dicho qué transporte tomar hacia allí.

Mientras Gise hablaba, Oli revisó su celular. La respuesta de Tadeo había llegado hacía una hora.

"Buen día amor, espero no haber llegado tarde con la respuesta. Te mando un audio explicándote"

El audio tenía menos de un minuto y después de este, había un mensaje diciéndole que ya entraba a trabajar y le deseaba unas buenas noches.

—¿Pasa algo?

Oli no se dio cuenta de la tensión que sentía en el rostro hasta que la voz de Gise la desconcentró.

Ella negó lentamente y apagó el celular sin responder. De pronto, la tristeza volvía a tocarle el pecho.

—Lo que ha dicho Cami... No le des importancia.

Olivia suspiró.

—Es que en parte tiene razón, ¿sabes? No puedo seguir haciendo como que no pasa nada.

—¿Por qué lo dices?

—Porque no es sencillo. Últimamente hablamos cada vez menos. Los tiempos de cada uno no logran coincidir... Y a pesar de que hacemos el esfuerzo, ya no se siente igual.

—¿Lo han hablado?

Ella negó.

—Es que ni siquiera tenemos tiempo para eso —rio forzadamente—. Y cuando tenemos tiempo de hablar bien, prefiero no tocar ese tema.

—Pero si sientes que algo no va bien quizás deberías hablarlo.

—Lo sé. Pero... Tal vez solo es cuestión de tiempo, de organizarnos de nuevo con las ocupaciones de cada uno.

Gise la observó en silencio unos segundos antes de volver a hablar.

—¿Te da miedo?

—¿Qué cosa?

—Que lo suyo termine.

—Es que... Lo amo. Y siento que todo es muy lindo cuando estamos juntos. Nunca había conectado así con alguien —A Olivia se le escapó una sonrisa mientras algunos recuerdos pasaban por su cabeza tras esas palabras. —Siento que quizás es cuestión de esperar, de aguantar la distancia.

—Si... Supongo que tienes razón. Se veían muy bien juntos. Y a ti te notaba muy feliz también.

—Por eso. Nos hacíamos muy bien.

Una parada en Colonia BasiliaWhere stories live. Discover now