Día 3

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El domingo es el séptimo día de la semana civil, y tradicionalmente, un día de descanso. Sin embargo en la casa Fuller, una vez al mes, significa levantarnos con Be My Baby de Ronnie Spector resonando a todo volumen por la radio, e ir de compras en familia.

Supongo que mis padres eligieron el domingo porque es el único día que tienen libre, pues trabajan demasiado en la semana. Lily y yo no ponemos mucha objeción al asunto— lo hacemos internamente— porque solo es un Domingo, además, la última vez que nos quejamos y armamos un drama sobre el tema, tuvimos que ir solas al supermercado con una lista de aproximadamente cuarenta productos.

Y no deseo volver a repetir eso.

Para cuando bajé a desayunar, papá estaba sirviendo las tortitas moviéndose al ritmo de la canción. Su cabello rubio oscuro se agitaba con los movimientos de cabeza en una imagen chistosa. Sonreí al instante. Papá luce como Keanu Reaves, pero rubio. Todo el mundo se lo dice.
Tiene la misma barba corta, el cabello largo y reluciente, debajo de las orejas. Sin embargo, no viste de negro. — casi nunca lo hace. — en su lugar utiliza unos sweaters bastante nerds en casa, cuando debe ir al trabajo los reemplaza por un traje formal azul marino.

—Buenos días—saludé, seguido de un beso en la mejilla.

—Buen día, chica castigada.

Entrecerré los ojos.

—Ni lo menciones.

La noche anterior. Después de un largo sermón, en dónde no dejaron de repetir que debía escribir y comunicar en dónde me encontraba.— no pondré quejas, porque básicamente fue mi culpa, gracias a mi memoria de pez—fui condenada a no salir durante los siguientes dos días. Y encargarme de la limpieza de la casa.

Trágico.

Mamá y Lily se unieron al desayuno minutos después, hablando del próximo recital de ballet de mi hermana menor. Lily práctica ballet desde los cuatro años, y es terriblemente buena, aunque a veces, tener talento no es suficiente, debes practicar y esforzarte muchísimo. Las dos pertenecemos a un mundo artístico muy competitivo.

Noté que mamá ya estaba de su habitual buen humor, mientras papá habló sobre visitar a la tía abuela Mildryth, quien es la hermana gemela de la tía abuela Mildred — sí, la misma que nos incluyó en el testamento que paga toda nuestra educación. — Ella vive en un lindo hogar para personas mayores. Se internó a sí misma, por voluntad propia en Manhattan, de vez en cuando vamos a verla. Cuando quiere recibirnos, claro.

En el momento que me subí al auto, decidí contarle a mi familia que Adam y yo estábamos en una relación. Por supuesto eliminé el detalle de que era una especie de experimento. Sus reacciones fueron bastante raras. Mi madre se echó a reír como si le hubiesen contado el mejor chiste de la historia, papá comenzó a quejarse y Lily echó un grito que probablemente se escuchó en Marte.

— ¡Ja! ¡Te lo dije, Joshua!—exclamó mamá, haciendo un extraño baile de la victoria en su asiento. Papá gruñó para luego entregarle un billete de cien dólares.

Les miré boquiabierta.

— ¿Acaso habían apostado por esto? — pregunté, indignada.

—Oh, sí cariño, yo dije que este año terminarían juntos, en cambio tu padre dijo que cuando entraran a la universidad. — Lily se echó a reír junto a mi madre. Las dos son tal para cual.

—Gracias por hacer apuestas acerca de mi vida amorosa—respondí con sarcasmo.

Pensé que seguirían la conversación, preguntando si él me lo pidió, o yo a él, pero no lo hicieron. Cosa que agradecí, porque sinceramente no sabría que responder.

50 DíasWhere stories live. Discover now