Día 7

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Mentiría si dijera que nunca había tenido una cita. Pero lo cierto es que en ninguna de ellas me había sentido tan nerviosa. Mi cita con Adam será mañana, o al menos eso habíamos planeado. Me estoy muriendo de nervios; supongo que él y yo somos las únicas personas que deciden iniciar una relación sin haber tenido una cita. ¿Nuestras salidas de antes se contaban como citas? ¿Por qué éstas cosas son tan extrañas?

Me encontraba en el patio de la escuela, recostada en el tronco de un árbol, jugando con mis manos como si fuera lo más interesante del mundo. Siempre vengo aquí cuando tengo recesos largos, en cierta forma, éste lugar me transmite tranquilidad.

— ¿En qué piensas? — me preguntó Adam, sentándose junto a mí. Comencé a negar con la cabeza, cuando estaba a punto de hablar, me interrumpió. — Siempre juegas con tus dedos cuando estás pensando o estás nerviosa.

Sonreí. Adam sabe hasta los más pequeños detalles acerca de mi, incluso me atrevería a decir que me conocía tan bien como lo hacía yo misma.Le dí un puñetazo en el hombro a manera de broma.

—¿Por qué tienes que conocerme tan bien?— me quejé y él se echó a reír.

— Porque soy tu mejor amigo, y ahora un intento fallido de novio. — Solté una carcajada— Aún no respondes a mi pregunta.

Alcé los brazos en señal de rendición. De alguna u otra manera lo iba a averiguar.

—Sí. Tienes razón, estaba pensando, en nuestra cita, y en lo nerviosa que estoy por ello. — su mueca divertida desapareció de repente, haciéndome fruncir el ceño.

Él se quedó en silencio unos segundos para luego pasarse una mano por el cabello rubio. Cada vez que Adam tiene que confesar algo, suele hacer ese gesto. Suspiré.

—Sólo suéltalo.

Él suspiró y me miró a los ojos.

—Es que... — hizo una pausa— Mañana tengo una práctica importante. Lo siento, Meg.

¿Que qué? ¿Acaso me está cancelando? ¿Me está cambiando a mi, por una práctica? ¿Qué demonios?

—Hablaba en serio cuando dije que te patearía el trasero si me dejabas plantada. — le recordé, mirándole seriamente.

—No esperaba menos de ti— sonrió, pero yo me mantuve seria, haciendo que su sonrisa desapareciera rápidamente. —Quería proponerte que nuestra cita sea hoy...—alcé una ceja— si puedes, claro.

Juraría que le hubiera echado una buena bronca si no estuviera deseando tanto aquella cita. Soy muy impaciente, he de admitir y me niego a esperar más tiempo para que saliéramos.

Me le quedé mirando fijamente antes de hablar.

—Tienes suerte de que no tenga nada que hacer ésta tarde.— hice una pausa. —Pasa por mí a las seis en punto— le señale amenazante con mi dedo índice — Déjame plantada, y pateo el trasero ¿Me entiendes, Turner? —Adam asintió, tragando en seco, parecía nervioso, lo que me hizo sonreír mentalmente. —Bien, nos vemos.— después de eso, me retiré de allí.

Cuando les conté a mis amigas el nuevo cambio de planes todas comenzaron a chillar, aturdiéndome. Me atrevería a decir que lucían mucho más emocionadas que yo.

Le avisé a mamá que pasaría toda la tarde en casa de Anne y que luego saldría con Adam, ella aceptó a cambio de ser esclava un par de días más, aunque no es como si tuviese otra opción .Estuve un buen rato probándome conjuntos, hasta que conseguí el indicado: un jean negro, junto una camiseta azul clara, Claire alisó mi cabello, y Anne me maquilló, y grabó todo el proceso para su blog de maquillaje.— ya estaba acostumbrándome a las cámaras —, y Jena, bueno, ella solo se burlaba de mi sufrimiento, pero valió la pena. En el momento que me miré al espejo quedé boquiabierta.

50 DíasWhere stories live. Discover now