Día 49

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nota de autora: Hola! Este capítulo estará estructurado de forma diferente, en tres partes.

Espero que les guste. <3

PARTE I.

MEG FULLER.

¿Estás listo? pregunté, moviendo las muñecas en círculos.

Más que listo. respondió Turner con una leve sonrisa.

Muy bien.

Excelente.

Fantástico.

Silencio.

No me moví de mi lugar. Estoy sentada frente al piano, con las manos sobre las teclas, pero a la distancia suficiente como para no presionarlas. Adam yace en su silla sin dejar de mirarme.

Le dije que hoy podría escuchar la canción que compuse para él, como era de esperarse, Turner no se lo pensó dos veces y se apareció frente a mi puerta en media hora, sin escuchar las quejas de su hermano gemelo mientras le ayudaba a subir e instalarse. Aaron nos dejó solos en mi habitación poco después.

¿Y tú estás lista? ladeó la cabeza, en mi dirección.

—Estoy un poco nerviosa. — admití, repasando mentalmente la letra.

—Sabes que así sea la peor canción del mundo será perfecta para mí, ¿verdad?

Sus palabras, como siempre, logran enternecerme, pero aquello duró apenas una fracción de segundo, porque luego mis manos comenzaron a temblar. Sé que le prometí esto, y ha sido una experiencia genial componer, pero jamás suelo cantar en frente de nadie, menos cosas originales. Suspiré, fijando mi vista en las teclas blancas. Alaska, mi piano está en un lugar diferente esta vez. Moví el piano antes de que llegara Adam, le cambié de lugar para poder verle mientras cantaba. No me era cómoda la idea de darle la espalda o tenerle justo al lado. Ahora comienzo a arrepentirme, porque tal vez si era mejor no ver sus ojos, son los únicos capaces de que me distraiga.

¿Y si me equivoco?-titubeé.

Pues no pasa nada, vuelves a empezar.

Si le tuviera más cerca, le daría un empujón en el hombro. Aun así, sé que tiene razón. Además, si hay alguien con quien tengo que dar este paso , es con Turner. Cerré los ojos durante un segundo, y al abrirlos toqué el primer acorde. Mis dedos se hundieron con fuerza con las teclas, las notas inundaron mi habitación. La melodía que tanto había ensayado los últimos días hizo que moviera la cabeza levemente al ritmo de la balada.

Pediste un larghetto.

Pensé que estaba bien

Es diferente poner en sonidos lo que sientes

Cincuenta y cincuenta fue lo que acordamos esa vez

No sé si esto saldrá bien


Un día es difícil

Más otro no está mal

Victorias y derrotas nos transforman sin parar

Tantas melodías podrían describir lo que somos

Pero solo puedo pensar en el latido de tu corazón


Algunas veces quise llorar

Algunas veces no podía comprender

50 DíasWhere stories live. Discover now