Día 13

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Cuando Lily nació yo tenía dos años, casi tres, no recuerdo nada de ese día. Solo sé lo que me han contado; que mis padres estaban entrando en pánico ya que mi hermana menor se había adelantado casi un mes, al parecer por todo el alboroto toda la familia se olvidó de mi existencia ya que no me fueron a buscar en la guardería hasta que dieron un poco más de las tres de la tarde. El treinta de Mayo nació Lily Fracesca Fuller, a las once de la noche. Lo que sí recuerdo eran los celos que tenía porque todos los ojos estaban sobre mi hermana, y que nadie me prestaba mucha atención. Típico en hermanos, supongo.

Hoy era su decimoquinto cumpleaños. Mi madre y yo nos levantamos temprano, hicimos un desayuno digno de un hotel cinco estrellas que consistía en panqueques, tostadas con tocino y beicon, jugo de naranja, para finalizar con un chocolate de postre, se supone que eran tres barras, pero no pude evitar comerme dos, dejándole una a Lily, también hicimos un cupcake de chocolate, con una diminuta vela.

Mamá, papá y yo entramos a su habitación cantando la canción de cumpleaños, mi hermana fue abriendo los ojos lentamente, cuando vio lo que teníamos para ella sonrió ampliamente, apartando los Risos rubios de su rostro. Nos agradeció con un abrazo a cada uno, y se dispuso a comer su desayuno.

Después de darle un último abrazo, me retiré a mi habitación a cambiarme, al menos hoy podría usar mi uniforme de siempre. Llevé los pantalones a mi pecho, casi abrazándolos. Cuánto les eché de menos.

Mis amigos felicitaron a Lily en cuanto llegamos a la escuela; las chicas quedaron en arreglarse en mi casa después que yo saliera de mi clase de piano. Los chicos hablaron de llevar sus botellas de Vodka para la fiesta, probablemente nosotros seríamos los únicos que beberíamos esa noche, ya que mis padres le prohibieron a Lily y sus amigos que tomaran sustancias alcohólicas. Además mis padres amenazaron con castigarme si le daba a mi hermana menor una sola gota de aquella bebida.

Comencé a beber fue cuando cumplí los dieciséis, lo cierto era que le tenía una buena tolerancia al licor, pero los cócteles eran mi debilidad, lo más probable es que ésta noche estaría rodeada de ellos, así que debía tener mi auto-control al máximo.

El día transcurrió igual que siempre, entregamos trabajos, hicimos un examen sorpresa de geografía, los profesores insistieron que estudiáramos para los exámenes finales, que comienzan en dos días, los cuales yo insisto en que son un tremendo dolor en el trasero.

Solo estaba preocupada en que sería de mi en la prueba final de matemáticas, o en química, necesitaría de un milagro para aprobarlas, si fuera en parejas Adam se juntaría conmigo solo para que no reprobara el examen.

Ahora que lo pensaba ¿Dónde se había metido? Solo le había visto cuando llegué. No pude saludarlo ¿le había pasado algo? ¿O simplemente se escabulló?

Saqué mi teléfono dispuesta a mandarle un mensaje, pero no lo hice. En ese mismo momento alguien se paró frente a mí. Alcé la mirada, encontrándome con el color verde de sus ojos. Sentí mi corazón acelerarse.
Demonios ¿Cómo era posible que una sola persona pudiera hacerte sentir tantas cosas?

Sus labios se curvaron en una sonrisa, dejando a la vista un hoyuelo que se le formaba en la mejilla. Le devolví la sonrisa, mientras entrelazaba su mano con la mía. Turner aprovechó para jalarme hacia él, nuestros rostros quedaron cerca. Le hubiera besado si no estuviéramos a mitad del pasillo con media escuela alrededor de nosotros.

— ¿Irás a la fiesta de Lily? — pregunté, mientras caminábamos hacia la salida.

—Claro, no me lo perdería. — respondió. Noté que Adam no tenía las llaves del auto en sus manos, y ya era la hora de salida, así que eso solo podía significar una cosa.

50 DíasWhere stories live. Discover now