Día 6

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A pesar de mis ganas de dormir, Anne y Claire se encargaron de traerme a Mildford High más temprano de lo usual, insistiendo que no podía perderme la entrada de Brian por nada del mundo. Y para qué mentir, estaba ansiosa por verlo.

Aún sentía la adrenalina de la noche anterior. La satisfacción al destrozar su habitación, mi corazón latiendo con fuerza mientras escapábamos en el auto. Anne parecía sentirse igual, y Claire, bueno no tanto, probablemente esto era lo más arriesgado que había hecho en toda su vida. Lo cierto es que Claire se presiona a sí misma demasiado, a veces me siento mal por ella. Se esfuerza por tener las calificaciones perfectas. No tiene opción respecto a ese tema, pues debe mantener su prestigiosa beca que le paga la matrícula, pues su familia no puede permitírselo, y tendrá que hacer lo mismo para poder estudiar medicina, no puede tener ni un tachón en su expediente o todo por lo que ha luchado se habrá ido a la basura.

Y lo que hicimos ayer pudo haber terminado muy mal.

Pero no fue el caso.

—¡Ayer fue tan divertido!—exclamó Anne, apartando la mirada del teléfono.

Claire bufó.

—Prométanme que jamás volveremos hacer algo así.

Anne hizo una mueca. Yo asentí.

—Claire, estos momentos los recordarás por siempre. En cinco años te reirás de esto.— dijo la pelirroja abrazándola por los hombros.

—Seguro que sí. — respondió con sarcasmo.

Aaron y Gabriel llegaron un rato después, así que estuvimos hablando del equipo de Basquetbol al cual ellos pertenecían y el de Voleibol, integrado por mis amigas, y yo.

Antes de que pudiera preguntar por el gemelo de Aaron, sentí unos brazos rodearme por la cintura. Solté un chillido por la sorpresa, y estuve a punto de pegarle un puñetazo al responsable hasta que me di cuenta del desordenado pelo rubio y aquellos ojos verdes. Adam.

— Hola — me dio un beso en la mejilla, haciéndome sonreír.

—Hey, rubio. —Creí que luego de eso me soltaría, pero no lo hizo, y en cierta forma, eso me gustó.

Jena salió de la nada, me tomó del brazo separándome de Adam, empujándolo sin querer y literalmente me arrastró hacia el estacionamiento.

Ahogué un grito en cuanto lo vi.

El auto de Brian se encontraba estacionado, con restos de plástico y con un gran sticker en la parte trasera con el logo de Jackson High. No recordaba haberlo puesto allí, así que seguramente fue obra de Jena...Solté una carcajada en cuanto le vi bajar del auto, llevaba puesto el uniforme de la mascota de la escuela. Pero no de cualquier escuela, estaba vestido de oso polar, que era la mascota de Jackson High, nuestro mayor adversario. Todos comenzaron a abuchear al instante, y las fotos no pudieron faltar. El orgullo escolar es algo que en este lugar se toman muy en serio.

Jena se superó.

— ¿Lo viste? — Me preguntó mi mejor amiga aún riendo — ¡Soy lo máximo! ¿No lo crees, Meg? — me abrazó por los hombros, mientras caminábamos hacia el salón.

— ¡Pues claro! Ésta ha sido la mejor venganza del siglo. — le dije. —¿Cómo lograste que viniera vestido así? — Ella sonrió con suficiencia.

— Ay, cabeza hueca. — Revolvió mi cabello.— Un mago nunca revela sus secretos.

Les haré un Resumen acerca de lo que ocurrió en las siguientes horas, ya que no quiero aburrirles: mi cerebro explotó en química, me quedé dormida en clase de alemán; aunque nadie se dio cuenta según me contó Mason.

50 DíasWhere stories live. Discover now