Abuelito Malo

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El pequeño Ryū lloraba a mares, muy asustado porque Chūya no despertaba. Se sentía desprotegido y deseaba que Dazai estuviera ahí para ayudarlos.

— Mami~ Por favor...

Sollozaba, mientras se recargaba en el pecho del pelirrojo, llorando en sus brazos.

— Despierta~

Fue en ese momento cuando Fyodor Dostoyevsky, el padre biológico de Dazai, entró a la habitación y sonrió al ver lo vulnerable y asustado que estaba el infante.

— Que maravilla. Yo soy tu abuelito, pequeño, y sólo quiero darte un futuro mejor. Eres el más parecido a mí, te llevaré a Rusia conmigo, donde vivirás feliz y lo tendrás todo.

Dijo con voz persuasiva, poniéndose a la altura del menor de preescolar.

— Me gusta estar con papá Dazai y mamá Chūya.

Contestó seguro de su respuesta, aferrándose a estar al lado de Chūya.

— Aww, que tierno niño tan idiota. Pero tus queridos papá y mamá ya no podrán cuidarte nunca más. Ellos están muertos.

Dijo con burla, dando una patada más en el abdomen del pelirrojo.

— ¡Nooo! ¡No lo golpees a mamá!

Gritó molesto.
Podía usar su habilidad, pero no sabía cómo emplearla para su defensa. Tenía miedo de fallar, así que si su mamá estaba "muerto", haría lo posible por no separarse de su lado.

— Tu mamá es un estorbo para mis planes. Es una lástima que haya tenido que morir. Ahora vámonos.

Jaló uno de los bracitos del azabache de manera brusca, lastimándolo.

— ¡Duele!

— No me importa. Nos iremos a Rusia ahora mismo.

Metió al niño dentro de una maleta que llevaba arrastrando, y lo ocultó entre la ropa, para que no fuera tan visible. Sus planes eran hacer negocios con él, ya que al ser Ryū un adolescente en el futuro, seguramente llamaría la atención en Rusia por ser mitad Ruso y mitad japonés, con rasgos más asiáticos que europeos, de modo que podía ganar mucho dinero con esos pensamientos.

— ¡Abuelito, no hay aire! ¡Está muy caluroso! ¡Tengo miedo! ¡Sácame por favor!

Suplicaba desde el interior de la maleta. Fyodor sonreía triunfante, hasta que sintió que alguien se colgó de su espalda por detrás, y lo tiró al suelo.

— ¡CON MIS HIJOS NO TE METAS, FYODOR!

Dijo con furia. Sacó rápidamente a Ryū de la maleta y lo subió a su espalda, ordenándole que se sujetara con fuerza.

El azabache mayor rió con burla y se acercó a Chūya, tomándolo del cuello y juntándolo a la pared.

— ¿Y por qué tú, sí puedes acercarte a mis hijos, niño? ¡Te acercaste a Osamu! ¡Lo enamoraste! ¡TUVISTE HIJOS SUYOS! ¡¿Por qué yo no debería divertirme con tu nene llorón?

Contestó desafiante, provocando al pelirrojo más coraje que antes.

— No es lo mismo. Dazai y yo nos amamos.

— Eso sonó muy gay. Nunca pensé que a mi hijo y a tí les gustaran los penes. Es tan asqueroso.

Chūya llegó a su límite, y dió una fuerte bofetada al mayor, en el rostro. Se cansó de escuchar tanta estupidez, que decidió ponerle un fin.

Atsushi había desayunado su papilla de manzana con durazno, por sí solo, en su plato y cuchara especial.

Kouyou preparaba desayuno para ella y Oda, y vigilaba que su pequeño nieto no intentara dañar la silla para bebés que había comprado a Karma aún cuando todavía no la necesitara.

Accidentalmente, el albino derramó leche de su vaso entrenador sobre la mesita de la silla de Karma. Se asustó.

— Papi...

Sus ojitos se llenaron de lágrimas. Tenía miedo, Kouyou iba a regañarlo seguramente. Le temía bastante.

— ¿Qué pasa, amor?

Dazai se preparaba para ir en busca de Chūya y Ryū. Creía saber dónde era, sólo faltaba llegar al lugar y confirmar sus sospechas.

Se acercó al niño y miró el desastre. Suspiró con cansancio, y fue por algo para limpiar, teniendo la sensación de que a Kouyou no le agradaba mucho ni él ni Atsushi.

— Deche de mami...

Si bien, Chūya nunca había estado embarazado cuando Atsushi o Ryū,  la milagrosa obra de los Arahabaki creadores de niños, le daban la capacidad de desarrollar leche materna para sus bebés, esos pequeños que crecieron en la esfera Arahabaki. Incluso Ryū la consumió durante medio año para su mejor desarollo, nutrición y crecimiento. 

A Kouyou también le molestaba la idea de que su hijo amamantara a Atsushi, pues ella no lo hacía mucho con Karma y lo consideraba algo molesto e innecesario.

En pocas palabras, sólo le agradaba su hijo Chūya, Karma, Oda, y nadie más. Atsushi, Ryū y Dazai eran invisibles e integrantes de la familia no importantes para ellos.

— Venga, bebé. Te llevaré conmigo en busca de lechita nutritiva de mami Chūya. Tengo que rescatarlos de ese miserable.

Al salir de la casa donde no eran muy bien recibidos, se encontraron con Chūya y Ryū. Ambos estaban lastimados y con heridas recientes.

Después de la bofetada, el Ruso intentó matar al pelirrojo, y quitarle a Ryū, pero fue el niño quien terminó con la pesadilla, atreviéndose a utilizar su habilidad de una manera nunca antes vista.

— ¡Papá Dazai!

Gritó Ryū con emoción al verlo frente a él.

Saltó al suelo de los brazos de Chūya, para abrazar al castaño de los vendajes, siendo correspondido. Además de ser padre e hijo, eran mejores amigos.

— ¡Mami!

Atsushi llenó sus ojitos de lágrimas al verlo. Suplicaba sus brazos.

— ¡Atsushi, mi pequeño amor!

Lo levantó en brazos y lo besó varias veces en sus mejillas.

La familia estaba feliz pero... ¿Segura? ¿Algún día podrán Kouyou y Oda amar a toda su familia por igual?

— Quiero ver a mamá, Dazai.

— Chūya. Nuestros padre odian a Ryū y a Atsushi-kun. También a mí. Si vas a entrar, te esperaré afuera.

Fue corto porque... Tengo sueño xd después la Actualización!

¿A qué creen que se deba el rechazo de Kouyou y Oda hacia sus hijos y nietos?

FAMILIA IMPROVISADAWhere stories live. Discover now