Mamá Chuuya

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Chuuya había salido desnudo de la ducha, para ir a revisar si todo estaba bien con Atsushi y el porqué de su llanto.

— ¡¡¿Ahhh?!! ¡¡Mocoso idiota!!—. Rápidamente lo levantó del suelo, y lo recostaba más al medio de la cama, cuando Dazai entró a su casa, después de oír los llantos del menor hasta la suya.

Fue tan inesperada la llegada de Dazai a la habitación, que Chuuya no tuvo tiempo de vestirse ni cubrirse con nada. Ahí estaba Dazai, a escasos tres metros de él, observándolo.

— ¡Chuuuuuyaaaa! ¡No sabía que te gustaba andar desnudo por la casa! ¡Debiste haberlo dicho antes para...!—. Hablaba con emoción, cuando Chuuya le lanzó una almohada como distracción para escapar al baño y esconderse por la pena del momento.

— ¡¡Lárgate de mi casa ahora!! ¡¡No debes entrar así de fácil, Dazai!! ¡¡Y no me gustaba andar desnudo, me estaba duchando y ese mocoso de Atsushi se cayó de la cama, lloró y vine enseguida a verlo!!—. Gritaba sus explicaciones desde el baño, secándose.

Dazai limpiaba con una de sus vendas la sangre que salía de su nariz. Estaba sonrojado por lo que vió. Le sería difícil de olvidar.

— Atsushi-kun, mamá Chuuya está por venir a dormir contigo. Sé buen niño y espera aquí—. Decía con cariño al niño, acariciando su cabellera plateada. Atsushi balbuceaba sonriendo a Dazai.

— ¡¡No le digas que soy su mamá cuando no lo soy!!—. Gritó desde la ducha.

— ¡Chuuuyaaa! ¡Deja de hacerte el difícil y sé la madre de nuestros niños!

Desde el baño, Chuuya estaba sonrojado por escuchar a Dazai decir ese tipo de cosas. Le agradaba la idea de tener una familia con el más temido miembro de la Port Mafia y líder de ésta. Pero su orgullo no lo dejaba admitir sus sentimientos.

Después de la ducha, Chuuya decidió ir con Atsushi a la casa de Dazai. Creía que si estaba el vendado con él y con esos niños, pasar la noche resultaría más fácil y rápido, y podría dejarle toda la carga a Dazai.

Ambos estaban sobre una misma cama, compartiéndola con los dos pequeños. Dazai tenía a Atsushi en sus brazos, alimentándolo con la leche de su biberón. Pronto, el pequeño cerraba sus ojos, siendo el rostro de Dazai lo último que miraría esa noche.
Sigilosamente, Chuuya lo observaba y le parecía bastante tierno ver a Dazai en su papel de padre. Le quedaba bien.

Por su parte, Chuuya daba delicadas palmadas en la barriga del pelinegro, provocándole sueño y bostezos que pronto lo harían dormir. El niño estaba en medio de la cama, observando a Chuuya, y teniendo una sensación de protección al estar con ese par de extraños que los habían recogido de la calle.
Ryūnosuke se acomodó de lado que miraba hacia el pelirrojo, y lo abrazó, como si quisiera sentir esa calidez de una figura materna o paterna a su lado.

— Benas noche, mami—. Dijo soñoliento. Dazai rió. Chuuya frunció el seño e iba a golpear a Dazai por las ideas que metía en la cabeza del niño, pero al ver a éste y sentir su pequeño brazo "abrazándolo", se detuvo.

— Anda, Chuuya. Respóndele a tu pequeño. Eres una madre ahora. Debes dar amor y protección a nuestros niños—. Decía juguetonamente, separando el biberón de la pequeña boca de Atsushi dormido.

— Dazai... ¿Por qué insistes en criar conmigo a estos niños? ¿No crees que sea mejor buscarles a una familia adoptiva o algo así? Nosotros somos menores de edad, tenemos dieciocho años, ¿qué pueden estos niños esperar de nosotros?—. Reflexionaba en voz alta, notando que Ryūnosuke ya estaba dormido.

Dazai acomodó cuidadosamente a Atsushi en el mismo cartón donde lo había encontrado. Puso cobertores y cosas para mayor comodidad del bebé, y así pudiera tener un buen dormir.

— Chuuya—. Regresaba a la cama. Se recostaba sin hacer mucho movimiento para no despertar al pelinegro de piel pálida que dormía en medio.
— El destino nos hizo encontrarnos a estos niños. Si fuera uno solo, tal vez yo podría hacerme cargo de él; pero son dos y es demasiado para mí. Q-Quiero que tú seas alguien muy importante para estos niños que registraré con mi apellido, Chuuya. Quiero que seas su madre, esa persona en la que siempre podrán confiar... La persona que les dará amor incondicional y los guiará por un buen camino. Quiero criar a estos niños junto a tí, siendo una familia porque yo... Te amo, Chuuya. N-No me importa si me aceptas o no, sólo quiero que aceptes a estos niños y seas tú como una madre para ellos, ya que yo seré su padre... —. Explicaba, cubriéndose con el cobertor y dando la espalda a Chuuya. Se preguntaba si había hecho bien su dramatización con la voz, si había logrado convencer a Chuuya.

— Lo intentaré, Dazai. Sólo te advierto que si intentas algo raro ¡¡te dejaré junto con los mocosos!!—. Amenazó. — Y no lo hago por tí, sino por ellos... Se ven indefensos, que si se quedan solos contigo, terminarán siendo unos completos idiotas como tú.

Dazai sonrió. Después de todo, se trataba de Chuuya y así era Chuuya, algo ofensivo. Le agradaba.

— Tienes razón, Chuuya. Si se quedan solos conmigo, en un futuro terminarán enamorándose de un chibi como tú—. Añadió a manera de burla, queriendo molestar al pelirrojo.

— ¡Oye! ¡¿A quién llamas chibi, desperdicio de vendaje?!

— Obviamente a mami Chuuya—. Respondió burlón. Fue en ese momento cuando el poder de Ryūnosuke se activó mientras tenía una pesadilla.

— ¡¡¿Ehh?!!—. Se sorprendieron. Jamás imaginaron que ese niño tuviera una habilidad especial.

— ¿Pero qué demonios? Espero que el otro mocoso no tenga poder—. Se quejó.

Inmediatamente, Dazai anuló el poder del pelinegro, tocando su frente y despertándolo. El niño temblaba asustado, en medio de ambos. Comenzaba a llorar, como si estuviese asustado.

— Mami...—. Sollozaba, buscando un refugio en los brazos de Chuuya y acurrucándose junto a él.

Esta vez, Dazai no se burlaba de su pareja Soukoku, sino que le preocupaba el extraño comportamiento de niño. Quizás se trate de sólo una pesadilla pero también, podría ser un trauma del menor con sus verdaderos padres.

Al día siguiente...

Dejando de lado su horario de trabajo, Dazai y Chuuya fueron al registro para ponerle sus apellidos a ambos niños. Sólo Dazai había aceptado darle su apellido a los pequeños, pues Chuuya no estaba de acuerdo, y si iba a ser tratado como "la mamá", era más que obvio que su apellido no valdría mucho en la futura vida de los ahora bebés Dazai.

"Atsushi Dazai"

"Ryūnosuke Dazai"

— ¿Te gustaría ser Dazai, Chuuya?

FAMILIA IMPROVISADAWhere stories live. Discover now