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Karol: ¡Negativo! Desgraciado papasote

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Karol: ¡Negativo! Desgraciado papasote. ¿Con que así quieres jugar? Veamos quien juega mejor.

Salí del baño y tome un taxi.

Karol: Asilo de ancianos Hireside 16, calle principal.

Me dirigí hasta aquel lugar, era obvio que Ruggero iría a buscarme ahí, ya tenía un plan. Llegue y entré. Busque a Giovanna.

Giovanna: ¡Regresaste!

Karol: Me escape. ¿Ha venido Ruggero?

Giovanna: No. ¿Por qué?

Karol: Luego te explico, el muy maldito anda queriéndose pasar de inteligente conmigo. Vendrá dentro de breve, debes fingir que te conté que estoy embarazada y estoy super deprimida.

Giovanna: ¿Qué?

Karol: ¡Sólo hazlo!

Ruggero: ¡Buenas tardes!

Karol: Giovanna, dime que trae ropa puesta.

Giovanna: Una muy graciosa —soltó en risa, yo me voltee.

Karol: ¡Oh, por Dios! —moría de la risa, traía puesta la ropa del chófer, el uniforme—. Ruggero, pero que indecente eres. ¿Qué hiciste allá adentro con el chófer?

Ruggero: ¡No es gracioso! ¡Nos vamos! —me tomó del brazo.

Karol: ¡Suéltame!

Ruggero: Giovanna, adiós.

Me tomó con fuerza y me halo hasta la limo, me adentró en el asiento del copiloto y él subió al del conductor, la división de atrás estaba alta, trate de bajarla pero Ruggero me detuvo.

Ruggero: No creo que quieras ver lo que hay atrás.

Karol: Descueraste al chófer, no lo dejaste embarazado. ¿O si?

Ruggero: Estás en problemas.

Karol: Estamos.

Ruggero: ¿Estamos?

Karol: Se te olvida que ya soy dos.

Ruggero: Tienes razón.

Condujo hasta el apartamento, subimos y entramos. Me senté en el sofá.

Ruggero: ¿Tienes hambre?

Karol: ¿Qué me ofreces? ¿Carne y leche? —mojé mis labios.

Ruggero: Pervertida —abrió el refrigerador—. Hoy cocino yo.

Karol: ¿Me darás algún tipo de droga para suavizarme?

Ruggero: No hago nada en contra de tu voluntad.

Karol: ¿Qué cocinarás?

Ruggero: Te gustará. ¿Quieres ver televisión?

Karol: ¿Se puede?

Ruggero tomó el control remoto y encendió la televisión desde la cocina. Mientras él cocinaba yo pasaba todos los canales hasta que uno me llamó la atención

Reportera: La hija de Javier; Karol Piña, fue transferida al internado principal de Londres. Un internado para ricachones, donde van todas las niñas malcriadas, hijas de papi. Pero fue trasladada nuevamente al haber hecho un escándalo después de haber hecho una fiesta prohibida dentro de una de las habitaciones, además hizo un espectáculo frente a todos los internos, tanto del internado femenino como el de varones, esto sin contar como introdujo las bebidas alcohólicas y logró infiltrar a los chicos del internado que quedaba justo al lado también perteneciente a la familia Pasquarelli, quienes han tenido una gama muy buena y una historia muy respetada por lograr enderezar mentes perdidas. Por ahora, la hija del empresario multimillonario se encuentra recluida en un apartamento en el centro de Londres vigilada por varios guardaespaldas experimentados y el más importante, el mismísimo Ruggero Pasquarelli, hijo de los directores del internado. Caracterizado por ser muy estricto y muy cumplidor en cuanto a su trabajo...

Karol: Demasiado —reí.

Reportera: “Esperemos que esta niña proveniente de Las Vegas, también llamada por la ciudad del pecado deje sus andanzas turbulentas”

Karol: Bueno, hora de que yo opine. Obvio que soy hija de papi ni modo que de los árboles, aparte soy una leyenda, mira nada más como me catalogan.

Ruggero apagó el televisor. Se acercó a mí.

Ruggero: Ven, mi bestia y mi mini bestia —me tomó en sus brazos y me sentó en el comedor.

Sirvió una comida deliciosa y comenzamos a comerla. Una vez que finalizamos volvió a tomarme en sus brazos y me llevó a la habitación.

Ruggero: ¿Quieres que durmamos en la tuya o en la mía?

Karol: ¿No estás molesto por lo que hice?

Ruggero: Creo que con lo que te darás cuenta no habrá necesidad de buscar vengarme.

“Eso es lo que crees”, pensé.

Karol: En la tuya.

Ruggero me recostó en su cama y comenzó a besarme suavemente.

Karol: Recuéstate, quiero que hablemos.

Se recostó y me miró.

Ruggero: Dime.

Karol: Creo que... Tendremos un bebé.

Ruggero: También lo creo.

Karol: ¿Cómo lo llamaremos?

Ruggero: Más bien deberíamos pensar como decirles a nuestros padres.

Karol: Ni te molestes por eso, ya les mandé por fax a mis padres y a los tuyos la prueba de sangre. ¡Ya saben que serán abuelos! —dije emocionada.

Ruggero: ¡¡Qué hiciste qué!!

Niña Mal Where stories live. Discover now