Niña Mal

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Xxx: ¿Por qué no?

Xxx: Está ocupado. Puede utilizar la ducha cuando esté desocupado.

Suspiré aliviada, no era a nosotros que nos decía eso, sino a alguien que quería entrar.

Ruggero: Suficientes ideas por hoy.

Karol: ¿De qué hablas? El día apenas comienza.

Ruggero: ¿Hay más?

Karol: Eso sólo era para soltarte, falta mucho más... Y ya sabes como termina el día —restregué la toalla por mis pechos desnudos.

Ruggero: Ay, Dios —evadió la mirada.

Karol: Salgamos de aquí antes de que te arranque ahí abajo de un mordisco.

Ruggero: Ay, me duele con sólo oírlo.

Salimos de la ducha y nos vestimos. Llegamos al auto.

Karol: Ahora haremos un ejercicio mental.

Ruggero: Pero tú estás loca, no sabes de eso.

Karol: Yo soy la experta aquí. Cierra los ojos.

Ruggero: Ni muerto.

Karol: ¡Ruggero! Debes correr riesgos, sino nunca vas a aprender a vivir.

Ruggero: Sé que voy a arrepentirme por esto —cerró los ojos.

Até una soga a su cintura.

Ruggero: ¿Qué haces?

Karol: Confía en mí, yo también me amarraré.

Ruggero volvió a cerrar los ojos, até la cuerda al auto y arranqué; despacio, claro, no iba a matarlo.

Ruggero: ¡¡Qué haces!!

Karol: ¡Corre, Ruggero! ¡¡Corre que te arrastra!! —presioné el acelerador y Ruggero comenzó a correr.

Ruggero: ¡¡Detente!! —corría.

Karol: ¡Corre que te come! ¡Corre que te come!

Ruggero: ¡¡Esto no es gracioso!! ¡¡Para ya!!

Karol: ¿Más rápido? ¡Qué goloso! —aceleré.

Ruggero: ¡¡Qué te detengas!!

Dí un frenazo repentino, Ruggero se golpeó contra la cajuela y cayó al piso.

Karol: ¡¡Ay no!! ¡¡Ay no!! ¡¡Lo maté!! ¡Y aún no le saqué todo el jugo y ya lo maté! —me baje del auto.

Ruggero estaba inconsciente en el piso.

Karol: ¡¡Ruggero!! ¡Ruggero, hablame! —lo desate.

Ruggero abrió los ojos y se levantó.

Ruggero: Ahora verás.