Niña Mal

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Doctor: Tiene dos meses.

Ruggero: ¿Dos meses?

Doctor: Así es. Bueno, todo va bien, puedes irte ya.

Me levanté y salí de la habitación con Ruggero y Agustín.

Caro: ¿Qué pasó?

Javier: Si, digan que sucedió.

Karol: Tengo dos meses, el bebé es de Agustín... Bueno... Los bebés.

Javier: ¿Cómo que los?

Agustín: Son gemelos.

Carolina: No puedo creerlo, que hermoso —me abrazó.

Karol: ¿Podemos irnos a casa?

Javier: Claro —salimos del lugar.

Carolina: ¿Dónde vivirán ahora?

Javier: Creo que eso es algo que ni Caro ni Ruggero deberían saber.

Ruggero: No se preocupe, yo en una familia no me interpongo. No le haría eso a esos bebés.

Javier: Que bueno.

Agustín: Déjenos en el centro, quiero que Karol coma algo.

Carolina: Está bien.

Javier: No sé si sea buena idea.

Carolina: Ya confirmaste que son de Agustín, ellos estarán juntos, déjalos.

Mi padre accedió y nos dejó en el centro de Las Vegas, entramos a un restaurante y pedimos.

Todos nos mirábamos silenciosos hasta que todos soltamos en carcajadas, reíamos como locos.

Agustín: En serio, te lo juro que necesita unas clases.

Karol: Sí, le diré que yo doy clases particulares.

Caro: ¿Qué a caso no sabe quiénes somos nosotros?

Ruggero: No puedo creer que hasta yo me di cuenta.

Agustín: Si Ruggero se da cuenta sin que se lo expliquen es porque está muy mal hecho.

Ruggero: Como no darme cuenta si eso mismo le hice yo a Karol para desquitarme de su broma.

Caro: Ahora hay que pensar en qué hacer.

Ruggero: Antes que nada —tomó mi mano—. Gracias, me has hecho tan felíz el día de hoy.

Agustín: Tienes cuatro meses, en ese tiempo ni nos conocíamos.

Caro: Felicidades, amiga.

Chiara: Nada más miren lo que me encuentro.

Karol: ¡¡Ay no!! Yo no pedí ensalada. ¡Mesero! Llévese esta estofado de verduras que me salió podrido.