Un ejército de humanos pertenecientes a la inquisición contra cuatro jóvenes que quieren acabar con ellos. Una promesa de amor y el descubrimiento de una vieja alma perdida.
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SEGUNDA NOVELA DE LA TRILOGÍA: "LOS BRU...
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Capítulo dedicado a Michigan
Demetrie había tenido que acudir al llamado de Bilmah, que lo requería con urgencia en su oficina. No habían llegado a enterarse de lo que Bilmah quería pedirle a Demetrie, pero no le habían tomado demasiada importancia.
Bridget y Joy bajaban tranquilamente las escaleras que los llevarían al sótano, ambos disimulando no recordar el día en el que habían estado sobre los peldaños, descubriendo que Bridget había recuperado sus llamas. Las mejillas de Joy se tiñeron, pero él no se percató de ello.
-Querías mostrarme algo-.Dijo Bridget, rompiendo el silencio entre ambos. No era que fuese incómodo, pero había algo en el tono arrastrante de Joyland que la tranquilizaba sobremanera, y en ese momento era lo que más necesitaba en el mundo.
-Sí-aseguró el muchacho, acercándose a su escritorio. Bridget casi nunca se percataba de la manera de caminar del joven, pero en aquel momento lo hizo. Caminaba como si fuese artístico, como si hubiese miles de personas esperando para verlo caer. Caminaba con seguridad, pero al mismo tiempo con una cierta ligereza sobrehumana que helaba las entrañas. Joy tomó algo de su escritorio de piedra. Entre la penumbra, Bridget vislumbró un trozo de papel pergamino con tinta negra. El chico se lo tendió con una sonrisa-.Es el mapa del tiempo. Tomé el crucifijo y la fecha del papel. Unos cuantos hechizos y se configuró el mapa para que puedas detectar cualquier pequeño movimiento de Baudelaire-dijo Joy, sonriendo. Bridget lo tomó entre sus manos y admiró la superficie del mapa. Era un trozo de pergamino recubierto de líneas de tinta negra. Era parecido a un calendario, circular y con fechas inscritas en cada rincón. Un punto de sangre estaba fijo en el 13 de octubre de 1850. Bridget se daría cuenta de los movimientos de la mujer cuando la sangre chorreara y creara un camino hasta la siguiente fecha. La chica miró entonces a Joyland. De un momento a otro y en medio de un suspiro contenido, Bridget envolvió a Joy en sus brazos y lo acogió en un abrazo reconfortante que no sabía que necesitaba.
Joy, confundido y medio retrasado a la acción, envolvió lentamente sus brazos sobre la cintura de la chica. No era normal, se dijo a sí mismo, no era normal que Bridget le obsequiara tantos momentos como aquel. Bridget era fría y salvaje, a veces cruel, pero verla de aquella manera, casi lo hacía sentir vulnerable.
Cuando ella se apartó, una sonrisa enmarcaba sus rojizos labios color sangre.
-Muchas gracias Joy.-susurró ella, apretando contra su pecho el mapa.
-No tienes que agradecerme-aseguró él, recargándose contra el borde del escritorio-.Siempre estaré para ti.
Bridget sintió un revoloteo dentro de su estómago. Ignoró la sensación y guardó el pergamino dentro de su cinturón de armas.
