14 de agosto de 1868: El lazo de la muerte.

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Michigan se paseaba por delante del espejo, con sus musculadas patas aterciopeladas reflejando la luz dorada del candelabro. Bridget estaba ahí, mirándolo, sentada en el suelo, con los rizos desordenados por estarlos tironeando con nerviosismo y el vestido arrugado por estarlo estrujando. Pero sus ojos no se perdían en el gato, que paseaba de un lado a otro del salón, sino que miraban más allá de la superficie del espejo. Esta se removía, como agua sucia. Eso solo significaba una cosa, alguien estaba dentro. Y ella tenía la ligera sospecha de quién se trataba.

Pero no estaba ahí para encontrarlo, no, estaba ahí por otra cosa. Una de las razones que no la dejaban dormir.

Lo había visto. Desde que comenzó a adentrarse en aquel mundo con Deméter, había visto en el espejo y en otros tantos más su muerte. Su propia muerte. Antes había pensado que se trataba de magia negra pero ahora...ahora comenzaba a sospechar que se tratase de algo mucho más ambiguo y peligroso.

Algo más peligroso que la magia negra.

Era la magia de la muerte.

Porque había visto su propia muerte. Y había muerto, o más bien, había estado a punto de hacerlo. Y la había visto millones de veces.

Una vez, en aquel espejo. Ella atada a una hoguera alta como el cielo. Ella ardiendo. Sus ojos comenzaron a lagrimear. No había cerrado los ojos en mucho tiempo, estaba perdida en la marea que representaba ese absurdo espejo.

Cuando había besado a Demetrie, semanas atrás, la visión de Joyland cruzando el espejo había acudido a ella. La visión de que posiblemente el chico moriría. y luego...

Luego estaba el asunto de sus pesadillas.

Demetrie cubierto en sangre...Joyland muerto en una cumbre de piedra.

No.

Contuvo el aliento.

Todas sus visiones se habían cumplido tal vez no al pie de la letra, pero lo habían hecho. No. Sus pesadillas eran solo eso. Pesadillas. ¿No? ¿Cómo podrían tratarse de algo aún más peligroso que eso?

Y si era así... ¿Cómo mierda era posible que pudiese ver el futuro? ¿Cómo Joyland?

Joyland era el único en el aquelarre que podía hacer eso tanto como Demetrie era el único que podía viajar en el tiempo.

Entonces... ¿Por qué ella podía ver lo que nadie más que Joyland podía ver?

Y entonces se preguntó si Joy ya había visto las mismas cosas que ella, los mismos sueños...podría ser que ambos estuviesen sujetos a las mismas pesadillas, pero ninguno se hubiese atrevido a hablar aún.

Entonces comprendió que quizá sí que estaba ahí por él.

Y recordó vagamente algo que había sucedido. Las palabras que Danno le había confesado. Ese recuerdo. Esa primera vez en que Joyland Jedenth quedó devastado.

-¿Pero sabes en qué momento se derrumbó? Fue cuando toda la multitud hubo abandonado el bosque...Demetrie estaba hecho un ovillo en el suelo y nosotras intentábamos consolarlo, inútilmente. Vi que Joy se acercó a la hoguera, que se había consumido por completo. Lo vi recargarse contra el montículo de piedras y lo vi tomar las cenizas entre sus dedos. Su rostro cambió...se rompió por completo. Había desolación y decepción en su mirada. Con sus dedos acarició tus cenizas y fue entonces cuando lloró. Y lloró en silencio, porque a pesar de estar roto, Brid, no quería preocupar a nadie. Lloró tanto que incluso dejó de respirar. Se subió al montículo y se recostó en la hoguera consumida y se hizo un ovillo. Su llanto silencioso decía lo que jamás pudo decirte...lo que sentía por ti. ¿Sabes qué me dijo después, cuando volvimos al castillo? Dijo que no lo había visto...sus sueños premonitorios no le habían mostrado lo que sucedió. Pasó los años siguientes lamentándose, sintiéndose culpable por no haberlo pensado antes. "Si lo hubiese visto hubiese atravesado esa maldita hoguera", me dijo un día.

REINA DE COPAS ©Where stories live. Discover now