12 de agosto de 1868: Arroyuelo de sangre.

32 21 0
                                    

Demetrie cayó al suelo, fue lo primero que Joyland pensó cuando el estruendo acudió a sus oídos. Ni siquiera lo pensó, se dejó caer junto a él. El miedo nublaba su vista, sus manos comenzaron a temblar mientras los ojos de Demetrie bailaban y giraban, sin ver. Los dedos de Joy se posaron en su rostro, acunando sus mejillas, lo inclinó hacia su pecho pero Demetrie no era capaz de pronunciar algún sonido coherente.

Uno, dos...

Veinte.

Treinta.

Los números se apelmazaron dentro de sus sesos y sus dedos temblaron sin control.

—Mierda, mierda, mierda—su voz era un manojo de nervios.

—Joy...¿Qué sucede? —preguntó una voz a su espalda. No era Brid, era el chico rubio que sabía Lucifer de dónde demonios había llegado. Joy ni siquiera tuvo la fuerza suficiente de girarse a mirarlo.

Antes de que Joy pudiera responder algo, la sangre comenzó a brotar. Por entre cada poro de su piel, de la piel de Demetrie...como la última vez.

En menos de dos segundos, la ropa del joven inconsciente se fue llenando de líquido rojo y espeso, y entonces Bridget tropezó y cayó y fue incapaz de proferir algun sonido. Joy se giró a ella, se arrastró por el suelo mientras temblaba. Solo tenía ojos para la chica, y en su rostro mostraba la preocupación que sentía.

Escuchó los pasos tras él, que significaban que Klaus se había acercado a Dem y hacía lo mejor que podía. Y le agradeció en silencio la ayuda, porque Bridget no se veía nada bien. Encontró sus celestes ojos abiertos como un par de platos fragentados por el tiempo, y sus mejillas, las mejillas que siempre estaban rojizas, carecían de absoluto color. Había palidecido, y respiraba incontrolablemente sobre el suelo.

Era como si Brid quisiera que el suelo la tragase por completo.

—¿Brid? ¿Brid, qué sucede?

Pero ella no abrió la boca.

Sentía una mano dentro de las entrañas, jaloneándola con fuerza. Y mientras Joy se acercaba a ella, reptando por el suelo, la sangre que salía de Demetrie se acercaba a su vez. Acariciando el suelo, con una tranquilidad antinatural. Bridget la miró y sintió arcadas.

Su sueño.

Su maldito sueño.

¿Premoniciones? Vaya mierda...¡pesadillas!

—¿Bridget?

Recordaba a Demetrie, bajo la negra luna, inundado en una marea de sangre que caía de su cuerpo y llenaba el espacio...justo como sucedía en aquel momento.

—Klaus...—susurró Bridget—Klaus ¿Qué sucede?

El joven la miró un momento. Un par de rizos dorados habían caído por sus sienes. Aun y ahí, sentado sobre Demetrie, sujetándolo de los brazos para impedirle moverse, se veía atractivo. Con la sangre de su amigo empapando sus manos y sus pantalones de lana.

—He visto esto un par de veces—susurró Klaus—.Alguien está conjurando su alma.

Joy miró a Bridget un momento, y en sus ojos se leía el pasado. El pasado de unas semanas atrás, cuando accidentalmente Bridget le había ocasionado aquello a Demetrie, con el único propósito de ver a Deméter.

—Sí...yo también lo he visto. —respondió Joy. Inmediatamente se apartó de Bridget y se acercó a su amigo, empujó a Klaus con delicadeza y el chico Ednes se hizo a un lado. Bridget, con el corazón queriendo salir de su pecho, se arrastró nuevamente hacia sus amigos. Joy desenvainó su daga y en un hábil movimiento rasgó la camisa de Dem.

REINA DE COPAS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora