5. Cosas malas.

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–¿Y ese chico tan guapo, Jimin? –pregunto Haneul cuando este estaba colocándose el uniforme negro del Joly's.

– ¿De quién hablas? –ella revoloteó los ojos y aparto su flequillo verde de su frente.

– Con el que estabas afuera, idiota –Jimin se hizo el desentendido, no le apetecía hablar de Jungkook– estaba muy bueno.

– Si quieres te lo presento –dijo el peli-naranja con una sonrisa en el rostro y ella negó con la cabeza.

– No seas imbécil, sabes que soy amante del coño. Si quieres presentarme a alguien, que sea a tu prima buena que te vino a visitar el mes pasado.

– Para tu mala suerte ella está comprometida con su novio.

– ¡Maldición! –Bufó Haneul y Jimin se partió de la risa– ya que tu prima está descartada, volvamos el joven con el que llegaste.

– ¿Qué quieres que te diga exactamente?

– Ya sabes, lo obvio, ¿te lo follaste?

Jimin hizo una mueca. – No es mi tipo.

– ¡Oh Dios, Jimin! No puedes decir una mierda como esa –de forma melodramática Haneul golpeo el hombro del ojinegro.

– Lo digo porque es verdad, puede ser guapo pero nada más.

– Deberías follarlo y adiós –Jimin se puso la malla en la cabeza mientras su amiga hablaba, el trataba de no tomarla enserio, nunca fue de las personas que podían llegar y tener sexo con cualquiera.

– Pensé que después de 10 años de amistad ya me conocerías, Haneul.

– Y yo pensé que después de 10 años ya sabría por qué soy amiga tuya, pero aún estoy en el debate, santurrón.

Jimin soltó una risita. Haneul era el tipo de persona que hacía lo que se le antojaba sin esperar la aprobación de nadie, era decidida y muy guapa. Prácticamente se habían criado juntos ya que sus familias eran muy amigas, además de tener en común de que ambos eran las ovejas negras de sus hogares. Después de tanto tiempo siendo casi el único apoyo del otro, su amistad se volvió extremadamente fuerte, eran casi hermanos.

– Lo único que trato de decirte, Park, es que te diviertas –el peli-naranja la miro y asintió.

– Pero sabes que no soy así.

– Está bien, está bien, pero dime de donde salió ese tío.

Jimin le contó como lo había conocido en la cafetería literaria. Desde el saludo, su intento de no hablar con él, el psicoanálisis que Jungkook le había hecho, el engaño de la moneda y el café que debían tomar juntos. Haneul lo miraba fascinada con los ojos bien abiertos, como si le estuviera contando la historia más genial del mundo. Cuando el ojinegro termino Haneul estaba saltando de felicidad.

– ¡Que romántico! –Jimin revoloteo los ojos.

– Es molesto, muy molesto.

– Por favor, Jimin. Esta situación es de lo más romántica y divertida.

– No le encuentro lo divertido, parece un acosador –Haneul lo fulmino con la mirada pero su amigo se encogió de hombros.

– ¡Es como una película!

– Sí, una de terror y terminaré muerto.

– Idiota.

El resto de la tarde no se tocó el tema de Jungkook. Jimin estuvo ocupado la mayor parte del tiempo, el Joly's estaba totalmente repleto por un evento que se había organizado, aunque la cabeza del ojinegro estaba en otro lado. Estos últimos días había estado sumamente preocupado y el tiempo que pasaba en el trabajo no le dejaba casi nada de horas libres, por lo que desvelaba mucho por las noches.

Jimin necesitaba un descanso de todo, se auto exigía demasiado. Quería ir a la universidad, pero no estaba dispuesto a pedirle dinero a sus padres, por lo que tomaba turnos excesivos en el Joly's y hacía trabajos extras de vez en cuando, como ser niñero, pasear perros, etc. El peli-naranja se valía por sí mismo, tenía un departamento de soltero pequeño en el centro, que alcanzaba a pagar con las propinas de su empleo en el restaurante y lo que sobraba lo ahorraba. Ya le faltaba poco para conseguir su meta.

– Jimin –le llamo Haneul cuando estaban en su hora de almuerzo.

– ¿Mh?

– ¿Cómo esta ella? –la pregunta tomo por sorpresa a Jimin y se le armo un nudo en la garganta.

– Está bien, ha mejorado bastante... La iré a ver hoy –Haneul lo abrazó con ternura tratando de darle algo de consuelo, aunque en el fondo sabía que a Jimin le molestaba eso.

– Eres una persona excelente, Jimin. Jamás cambies, maldito bastardo.

– Eres un amor, Haneul –ella se río aún sin soltarlo.

– Lo digo enserio. Eres un maldito bastardo de buen corazón a quien adoro como a un hermano.

– Awwh –Jimin se puso la mano en el pecho como colegiala enamorada– es lo más bello que alguna vez me hayan dicho.

– Lo sé, soy la mejor.

– ¿Qué hacen, holgazanes?

Los dos chicos se dieron vuelta para encontrarse con un Min Yoongi con cabello alborotado que recién llegaba a cumplir su turno. Jimin y Haneul se miraron para luego estallar en risas, de seguro Yoongi había pasado una noche muy movida.

– ¿De qué se ríen? –gruñó con cara de pocos amigos.

– Nada, Yoongi –empieza Haneul– creo que pasaste la noche acompañado.

Siguieron las risas y Yoongi bufó.

– Ni me digas eso, el tipo no quería salir del departamento después. ¿Acaso esperaba que le pidiera matrimonio?

– Eres un malvado, Yoongi –dice Jimin.

– Disfruto de la vida, Jimin, tú también deberías hacerlo. Es más, yo te enseño –le da un guiño al ojinegro y este bufa.

– No se te quita lo viejo verde.

– Creo que no –Yoongi ríe– pero sigues adorándome.

Min Yoongi era compañero de trabajo del ojinegro en el Joly's, era el típico chico que a pesar de ser un pesado podía escucharte y sacarte una sonrisa con comentarios sarcásticos. Entre él y Haneul eran las únicas personas con las que Jimin sociabilizaba en el día y según el eso está bien.

La hora de salida llego mucho antes de lo que esperaba y había ganado muy buenas propinas. Hoy después del trabajo tendría que ir a verla antes de irse a su casa, así que se cambió rápidamente de ropa y se despidió de Haneul y Yoongi para salir por la puerta de la cocina. Mientras caminaba noto la mirada de un hombre que estaba en una de las mesas ubicadas en la esquina derecha del restaurante. El sujeto le sonrió de oreja a oreja hasta que Jimin lo reconoció. El ojinegro se acercó hacia el a paso firme y totalmente malhumorado.

– ¿Qué haces aquí? –le pregunto serio.

– ¿Acaso no puedo venir a verte al trabajo?

– Te pregunte qué hacías aquí –Jimin lo fulminaba con la mirada mientras el sujeto seguía sonriendo.

– No entiendo por qué me recibes con esa actitud, Park Jimin.

– Deja de hacerte el idiota. ¿Qué quieres?

– Solo quiero charlar contigo, eso es todo.

– No me vengas con esas idioteces, estoy muy ocupado -Jimin trato de darle la espalda pero el hombre se lo impidió.

– Debemos hablar de lo que haremos con ella -con esa frase el ojinegro lo empujo dejándolo sentado en la silla, se sentía lleno de odio, lleno de frustración.

- No dejaré que lo hagan, ¿escuchaste?, pasaran sobre mi cadáver primero.

Dejando a su padre atrás, Jimin salió del restaurante.

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Haneul es igual a mi mejor amiga <3 esepero que les guste el capítulo!

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora