22. Atrapado.

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¿Loco?, claro que estaba loco.

En ese minuto había tomado la decisión más descabellada del mundo para mantener a Jungkook y Yun a su lado. Ya no había marcha atrás.

El castaño lo miraba con sus ojos llenos de un brillo especial, no fue necesario que le respondiese la pregunta ya que lo beso transmitiendo todo lo que quería decir. El corazón de Jimin latía rápido, se sentía feliz al saber que Jungkook lo amaba y a la vez también se sentía asustado, no quería perderlo ahora que estaban tan cerca.

Esa noche Jungkook durmió con una sonrisa de oreja a oreja en el pecho de su novio. Jimin estuvo todo ese tiempo observando la respiración calmada del castaño. Había algo del menor que irradiaba una paz enorme a cualquiera que tuviese la oportunidad de verlo. El peli-naranja se sentía muy afortunado, aquel chico era suyo y eso le encantaba.

Quizá su plan para mantenerlo a su lado era descabellado, pero era el único que tenía.

Tendría que ocultar su relación del mundo, tendría que hacer parecer que ellos ya no salían y para eso no podía dejar que nadie los viese juntos. Por eso le pidió a Jungkook que se mudase a su departamento, porque su padre no tenía idea de donde vivía y podrían estar juntos sin que nadie pensase que fuesen algo más que simples rommates.

Aunque todo esto de ocultar su relación no le gustaba ni un poco a Jimin ya no tenía otra opción. No podía dejar que Jungkook lo acompañase a ver a Yun, el castaño debía desaparecer del mapa en ese sentido o si no nadie creería que habían terminado.

Se sentía mal por no decirle nada de eso a Jungkook pero sabía que era lo mejor. Mientras más mantuviese alejado al menor de su padre todo estaría mejor y estarían a salvo.

Antes de entregarse a los brazos de Morfeo estiro su brazo para tomar su teléfono y mandarle un mensaje a su padre.

"He terminado con Jeon. No pienso volver a tu casa pero trabajare contigo en la empresa. Espero que estés contento."

"Haz decidido correctamente, hijo. Eso basta por ahora."

Jimin quería lanzar el teléfono hacia la pared con rabia. Estaba acorralado contra los caprichos de su padre y no podía hacer nada para remediarlo. Pero al menos esta vez tenía a Jungkook a su lado lo que lograba tranquilizarlo al menos un poco, además del hecho de que podría proteger a Yun.

Pero se sentía como un títere.

Y su padre era el titiritero.

☕️

Una semana después.

– ¿No crees que deberíamos comprar un perro? –pregunto Jungkook cuando ambos se sentaron en el sofá.

– ¿A qué viene eso? –le pregunta de vuelta Jimin.

– Quizá nos vendría bien algo de compañía, últimamente has tenido unos turnos muy largos en el Joly's y yo me quedo solo aquí.

El peli-naranja mira a su novio y sonríe con tristeza.

– Lo tendré en cuenta, Kook –le responde.

Sabía que estaba mal mentirle, no lo iba a negar. Pero era mucho mejor que el menor creyese que él seguía trabajando en el Joly's a que se enterase de que estaba trabajando codo a codo con su padre.

Ese era el precio de su decisión.

☕️

Un mes después.

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora