14. Citas y conversaciones.

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¡POR FAVOR LEAN LA NOTA DE ABAJO!

ahora sí, disfruten el capítulo<3

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– ¿Tienes todo listo? –le pregunto Jimin a Min Jee.

– Sí, joven. Puede irse tranquilo.

Yun los miraba desde un rincón de la habitación. Su hermano mayor había llegado hace poco y ya debía irse, eso obviamente no le agradaba ni un poco a la menor. No era que no quisiese a Min Jee pero prefería pasar tiempo con Jiminnie, siempre jugaban a cosas divertidas y la hacía reír. Desde que tenía memoria su hermano la había protegido de todo lo malo del mundo, él era como su padre, un amigo, su guardián.

– Yun, debo irme, ven a darme mi abrazo –le dijo Jimin y ella se acercó a regañadientes– ¿qué pasa?

– No vayas, Jiminnie. ¡Juguemos! –el ojinegro se entristece al escuchar los ruegos de su hermana.

– Tengo algo que hacer, Yun. Mañana vendré todo el día...

– ¡Por favor, Jiminnie!

– Le prometí a alguien que lo vería y tú sabes que yo no rompo mis promesas –Yun bufa y se cruza de brazos.

– Quiero que te quedes...

– No puedo, Yun...

La castaña se sienta en la cama en modo de berrinche y Jimin solo se ríe.

– Si te pones así mañana no te traeré tu regalo –dice y los ojos de Yun se iluminan.

– ¿Regalo?

– Se buena y te lo traigo sin falta.

Yun asintió y se despidió de su hermano. Al menos si dejaba que se fuera le traerían un juguete nuevo, cosa que le encantaba a la chica.

-.-

Jimin llego a su hogar corriendo, miro el reloj que llevaba en su muñeca y se dio cuenta que tenía una hora y media para dejar este lugar lo bastante decente como para no asustar a nadie con su desorden. El ojinegro no era una persona desorganizada pero por falta de tiempo ya no podía arreglar su apartamento como a él le gustaba.

Lo primero que hizo fue ordenar comida por teléfono, el repartidor se demoraría una hora en llegar así que le daba tiempo suficiente para lo demás. Después empezó a recoger la ropa que había en la sala de estar que tiraba ahí porque en su habitación ya no había espacio, al terminar siguió lavando los trastes sucios que había y por último se dirigió a su habitación.

Ahí estaba el desastre en su viva expresión.

Jimin no podía creer lo desordenado que estaba así que de inmediato comenzó a recoger todo lo que había en él piso, por último pasó la escoba y hasta un poco de aspiradora. Cuando ya tuvo la casa completamente lista sintió el timbre de la puerta, de inmediato la abrió encontrándose con el repartidor, pago la comida dejando un poco de propina y cerró. Corrió una vez más a la cocina para desempacar las bolsas y cajas de cartón dejando todo en vajillas como si él hubiese cocinado.

Esa noche debía ser perfecta.

Sintió que nuevamente tocaban el timbre, quizá el repartidor había olvidado entregarle algo así que camino hacia la puerta y la abrió por segunda vez. Al ver quien estaba en el umbral sus mejillas se tornaron carmesí de inmediato.

– Jungkook... –susurró.

– Hola, cariño –le saluda el castaño– perdón por llegar más temprano, te traje algo.

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora