8. Coincidencia.

79.5K 10.9K 5K
                                    


Cuando el taxi por fin paró frente a la casa de sus padres le entrego el dinero al conductor y bajo rápido. Sus pies tocaron el asfalto helado, sintió ese escalofrío tan familiar que se hacía presente cada vez que venía a este lugar. Lleno de rabia sube las escaleras de mármol hacia la mansión de sus padres, en la entrada se detiene y comienza a golpear la puerta como un desquiciado.

La puerta se abre y Min Jee sale a recibir a Jimin.

– Joven Jimin, llego demasiado tarde... –susurra mientras se le escapa una lagrima por la mejilla– Yo no pude hacer nada, lo siento muchísimo.

Jimin la estrecha en sus brazos tratando de reconfortarla.

– No es tu culpa, Min Jee, es de ellos.

Sin más preámbulos se dirige a la oficina de su padre. La mansión era gigante, sofisticada y demasiado lujosa. Todo esto era gracias a que el padre del ojinegro era el dueño de una de las empresas más grandes de Transportes en el país, un hombre afortunado podrían decir algunos pero Jimin conoce todo lo que trae consigo el dinero.

Cambia a las personas y eso no para bien.

Es que el problema estaba concentrado en sus padres, en su estúpida manía de siempre pensar en el qué dirán o preocuparse de cuánto dinero tiene la persona frente a ellos. Siempre vio como trataban a su hermana, lo enojados que estaban con ella casi desde que nació o la más de una vez que la escondieron en algunas de las habitaciones de los invitados cuando había una fiesta importante, usando la excusa de que le había dado gripe o algo por el estilo.

Al llegar al despacho entro sin avisar encontrando a su padre en medio de una reunión, sin importarle las otras personas que ahí se encontraban siguió caminando hasta estar frente a frente con él. Su padre lo miro de pies a cabezas en modo de desaprobación pero cuando recordó que tenía visitas una sonrisa totalmente fingida se le dibujo en los labios.

– Jimin, hijo mío –dice el padre del ojinegro en tono meloso– ¿qué te trae por aquí? –Jimin no le contesta solo lo sigue observando con sus ojos llenos de rabia.

Su padre se comienza a poner nervioso, lo nota porque mueve muchos los dedos que tiene sobre el escritorio. Cuando se da cuenta de que no tiene escapatoria de la escena que Jimin montara en menos de unos segundos intenta distraer a su hijo.

– Jimin, te presento a la familia Jeon nuestros nuevos socios.

Los dos hombres sentados en las sillas que le estaban dando la espalda a Jimin se dan vuelta. El de la izquierda es un hombre maduro pero con cara jovial, le sonríe al ojinegro y luego lo saluda, pero a su derecha se encontraba un chico de su edad que vestía un traje negro completo, este le sonríe Jimin dejándolo en shock y es que en ninguno de sus sueños más locos imagino encontrárselo ahí.

¿Qué mierda hacía Jungkook en este lugar?

– Hola, Jimin –le saluda el castaño como si nada pasara.

– ¿Qué haces aquí? –interroga el ojinegro en tono agrío haciendo que Jungkook le sonriera travieso.

– Mi padre está muy interesado en hacer negocios con el señor Park –Jimin observa a ambos adultos pensando cuando rayos había pasado todo eso– y como yo siempre ayudo a mi padre en los temas de la empresa o dinero, lo quise acompañar en esta reunión.

  – ¿De donde se conocen? –interroga el padre del peli-naranja.

– Amigos en común – responde el Jungkook. 

Jimin no dice nada, lo único que puede pensar en ese minuto es que el mundo era jodidamente pequeño y esperaba que cualquier persona estuviese ahí charlando sobre negocios con su padre, pero no Jungkook. Apenas lo había conocido hace un par de días y ahora estaba ligado a su vida de una u otra manera.

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora