7. Yun.

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Jimin dejo caer su bolso en el piso apenas entro a su departamento. Había sido un día muy agitado en el Joly's, el lugar estaba atiborrado de gente y todos querían tomar una mesa. Recibió bastante propina pero solamente por las horas extras que tomo junto a Yoongi. Arrastró sus pies cansados hasta la habitación principal donde se recostó hecho un ovillo.

Todo valdrá la pena.

Era lo que se repetía todos los días para poder seguir exigiéndose en el trabajo. Quería estudiar, era lo que más deseaba, quería ser alguien en la vida por mérito propio y no por lo que poseían sus padres. Toda la vida lo habían tratado con grandes lujos, dándole todo fácil, metiéndole en la cabeza que las mejores personas eran las que tenían dinero, por suerte, Jimin se dio cuenta de lo equivocados que estaban sus padres.

Cuando cumplió sus 18 años se fue de casa, dejando atrás la vida que llevaba como un Park. Empezó a trabajar y arrendo su departamento de soltero pequeño. Quizá llegaba a fin de mes sin nada de dinero, pero nunca se había sentido tan libre como cuando por fin se alejó de las personas a quienes más despreciaba y de ese mundo tan frívolo.

Y no era un simple berrinche de chico que lo tiene todo y quiere más, ese nunca fue el estilo de Jimin. Había una sencilla razón por la que ya no se deslumbraba con el dinero, las joyas y las fiestas de alta sociedad. Solo ver el sufrimiento de una persona por la importancia de las apariencias hizo que pudiese recapacitar y darle un giro a su vida.

Se froto la cara con cansancio, quería dormir durante un siglo. Se puso de pie para cepillar sus dientes e irse a dormir, pero antes sintió un ruido proveniente de su bolso, abrió el cierre y descubrió su teléfono vibrando con el nombre "Min Jee" iluminado.

– No debe ser nada bueno... –Susurró para sí mismo. Deslizo la pantalla y contesto. Antes de poder decir alguna palabra la voz de Min Jee sollozando lo interrumpió.

– Joven Jimin, oh joven Jimin, no pude detenerlos... No pude.

La sangre del peli-naranja se petrifico.

– ¿De qué hablas, Min Jee?

– Se la llevaron... Se la llevaron –El llanto de Min Jee se hizo presente de forma incontrolable por lo que el ojinegro no podía entender nada.

– ¡¿A quién se llevaron, Min Jee?! –Gritó Jimin, tratando de que le pusiera atención– ¿de quién hablas?

– Oh Joven Jimin –Sollozó por última vez la pobre señora–. Se la llevaron... Se llevaron a la señorita Yun al manicomio.

Y el ojinegro no espero a escuchar más, colgó el teléfono y salió disparado a tomar un taxi, mientras mentalmente maldecía a sus padres por ser los hijos de puta más grandes que pudiesen existir.

Jimin venía luchando con esto hace años. Simplemente se le escapo de las manos en un abrir y cerrar de ojos.

10 años antes.

Miró a todos lados buscando donde poder jugar, a pesar de que la oficina del médico era bastante amplia no encontraba muchos lugares para poder explorar. Habían unas filas de sillas donde la gente se sentaba a esperar, por el otro lado estaba el escritorio de la secretaría quién era una mujer robusta y con cara de pocos amigos según Jimin porque nunca le daba dulces. Frente a él había un corredor gigante que llevaba a una puerta misteriosa. El pequeño ojinegro no dudo al elegir.

Tomo la manito de su hermana y empezó a caminar por el pasillo. Yun solo reía al ver a su hermano mayor con semblante de aventurero mientras avanzaban por las paredes blancas del edificio. A Jimin le encantaba cuando Yun reía, desde que su madre le había dicho que por fin tendría una hermanita él había optado por ser su guardián, por eso no le gustaba cuando los niños se reían en la calle mientras ellos jugaban, prefería quedarse en casa y que nadie los molestase. 

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora