17. Jungkookie.

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El señor Park caminaba furioso de lado a lado en su estudio. La fiesta había terminado y él la quería tachar como todo un éxito, su hijo se había comportado y logro hacer grandes conexiones para un futuro negocio, él estaba feliz con sus resultados hasta que se enteró.

La señora Park estaba sentada con un cigarrillo entre las manos a punto de tener un colapso nervioso.

– ¿Estas segura de lo que viste? –le pregunto por décima vez su marido.

– ¡Que sí!, se estaban besando –dio otra calada al cigarrillo dejando que el humo escapara por su boca.

Ninguno de los dos podía creer que su propio primogénito era gay.

– ¿Alguien los vio? –insistió el señor Park.

Ella negó con la cabeza. – Solo yo pude verlos.

Eso tranquilizo al hombre, habían tenido la suerte de que solamente su esposa había sido testigo de aquella atrocidad. Como siempre su mente empezó a idear algún plan para que esta situación no se les escapara de las manos, nadie podía enterarse de que un Park era gay esa si significaría la ruina social para la familia, bastaba con el problema de su hija retrasada para sumarle semejante estupidez de parte de Jimin.

– Bueno, por lo menos solo tú los viste, eso es lo que importa en este momento.

– ¿Y qué haremos?

– Tendré que hablar con él.

– Tú sabes cómo es Jimin –dijo la señora Park– una simple charla no bastara para detenerlo, por el dejarnos por el piso frente a la gente.

– No si Yun está de por medio, no lo olvides querida.

– ¿A qué te refieres?

– Digo que tenemos que castigarlo y demostrarle que si sigue con lo que está haciendo alguien más sufrirá.

– ¿No dejarás que la vea? –El señor Park negó con la cabeza.

– Sería contraproducente, dejemos que la siga viendo voy a llamar a algunos de mis contactos para poner más reglas en el sanatorio, así Jimin verá como Yun sufre por sus tonterías.

– Ya veo, ¿y eso funcionara?

– Querida, hablamos de Jimin, el hará lo que sea por Yun así que puedes estar tranquila, nadie sabrá lo que paso.

– ¿Y qué hacemos con Jeon Jungkook?

– No puedo arriesgarme a perder los negocios con su padre, es una cuenta muy grande –el hombre toma la copa de vino que se había servido y da un trago sonoro– no haremos nada con él hasta el momento, si las cosas se salen de control tomaré cartas en el asunto.

– Confío en tu buen juicio, esposo mío.

– Ya verás que todo esto quedará como un simple mal recuerdo, Jimin no nos arruinará la vida, te lo puedo asegurar.

-.-

Jimin se movía de un lado a otro nervioso a más no poder. Haneul lo seguía con la mirada hasta que en un punto se mareo.

– ¿Puedes de dejar vueltas, Jimin? –le dijo su mejor amiga al peli-naranja.

– No sé qué hacer, Haneul.

– ¿Ya llamaste a Min Jee?

– Sí –Jimin empezó a morderse las uñas como cada vez que sus nervios se salían de control– no puede ir hoy, tiene una cena con uno de sus hijos.

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora