Capítulo XVII.

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El sábado da un giro inesperado cuando Aura se presenta en el internado. Víctor la acompaña y parece que no se fía mucho. Mira todo con atención como si esperara que alguien se abalanzara sobre él. Aura parece muy cómoda entre mis nuevos amigos y Víctor se relaja poco a poco aunque sigue observando todo con cinismo.

  —¿Por qué os mudasteis a Madrid? —pregunta Natalia.

  —Mis padres creyeron que era más conveniente. Por los estudios y eso —responde Víctor.

La conversación continúa sin altercados. No sé por qué pero me encuentro nerviosa. Puede que no procese la situación, mis primos están en mi internado. Es algo absurdo pero no lo concibo. Es como si viviera dos realidades, dentro del internado y fuera de él. La Lina que se supone que es buena y la que se supone que es mala y por eso está aquí metida.

  —Entonces por eso Lina no suele venir con nosotros el viernes —se burla Víctor.

  —Las fiestas aquí son la bomba —me río.

Aura está sonriente, muy sonriente. Ella es una chica alegre de por sí pero hoy esa alegría roza la  euforia. Algo demasiado raro. Sus ojos brillan de una forma especial, como pocas veces he visto.

  —¿Peleas? —dice Víctor que vuelve a estar tenso.

  —Muchísimas. Este salón es nuestro gracias a una de ellas —dice Anís orgullosa.

A Víctor nunca le gustó esto. Me refiero a los internados, los chicos malos, las peleas. Es un chico tranquilo, sonriente y algo sensible. Se parece Gabriel.

Me giro para ver a quien saluda Anís. Aleix acaba de entrar en escena junto a Gabriel. Los dos sonríen y cuando llegan se fijan en los nuevos.

  —¿Otros novatos? —se burla Gabriel.

  —No somos novatos. Somos visitantes —corrige Víctor.

  —¿Visitantes? ¿Y a quién visitáis? —pregunta esta vez Aleix.

  —A Lina —sonríe mi prima.

Aleix me mira y después mira a Aura.

  —Méndez, no me habías dicho que tenías una hermana —dice sin apartar la vista de mi prima. Una pequeña molestia crece en mi pecho.

  —Somos primas —decimos Aura y yo a la vez.

Se ríe y se sienta a mi lado. Aura nos mira sorprendida y comienza sus dedos juegan con su trenza, claro indicador de que está empezando a crear hipótesis sobre nosotros.

  —Podríais venir alguna de las fiestas —les invita Natalia.

  —Sí, claro —contesta Aura aunque su hermano hace una mueca que intenta ocultar pero Anís la capta al vuelo.

  —Creo que Víctor no está convencido —dice Anís.

  —No, no soy de salir mucho —se excusa mi primo.

  —Vente, no te aburrirás —insiste Gabriel.

Víctor encoge los hombros. Aura se sobresalta de repente y comienza a hablar de un fiesta a la que le han invitado, debe de ser un festival o algo así. En medio de la conversación Aleix se acerca a mi oído y susurra:

  —¿Tus primos?

  —Mis primos —le susurro de vuelta.

Víctor se ríe de algo que ha dicho Gabriel. El aliento de Aleix vuelve a golpearme en la oreja.

  —Hijos de tu tío.

Sé dónde quiere llegar.

  —Hijos de mi tío —repito con vacilación.

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