[1ª temporada en mi perfil]
El tiempo ha transcurrido desde que Lana se subió a aquel avión para no volver, alejándose del lugar que le enseñó la importancia del presente.
Todo parece haber cambiado desde entonces. Aquellos chicos especiales que con...
— Sin duda a Lana no - Le contestó firme Naomi a Alicia, que preguntaba quién elegiríamos como líder en el posible evento de un apocalipsis zombi.
— ¿Pero cómo que no? ¡Te recuerdo que me he visto The Walking Dead varias veces!
Estábamos comiendo los cuatro de siempre en el restaurante de siempre. Las clases habían sido muy duras hoy y además daba la casualidad de que todos habíamos tenido un examen sorpresa. Nuestros cerebros estaban exhaustos, pero un bocadillo de tortilla de patata lo arreglaba. Más o menos.
— Nosotros necesitamos a un líder que no tenga en cuenta los sentimientos. Que tenga sangre fría, ya sabes - Explicó Naomi. Yo la miraba con los ojos entrecerrados y la mano en la barbilla. - Tú estarías como "¡No, se han comido a Oliver! ¡Era demasiado joven! ¡¿Ahora qué?!" y nosotros necesitaríamos alguien del tipo "Es una pena... ¡continuemos!". Me entiendes, ¿no?
— Y además, pides perdón cada vez que lanzas un +4 en el UNO - Añadió Alicia.
— Vale, creo que entiendo vuestro punto - Respondí.
— ¡Oye! ¿Por qué soy yo el que muere? - Preguntó Oliver indignado. Su pregunta fue lanzada al aire e ignorada con éxito. No era mi intención al menos, pero no tenía ninguna respuesta que darle.
Cuando terminamos de comer y recuperar energías, entre comillas, salimos del restaurante y nos dimos un abrazo de despedida hasta el día siguiente. Noemi y Oliver partieron hacia la residencia y Alicia se quedó mirándome con sus grandes ojos redondos.
Suspiré, tratando de ahogar una carcajada. — ¿Qué?
— ¿Puedo irme a tu casa?
— Claro. ¿Por qué?
— Me he enfadado con mis padres. No me apetece verlos todavía.
Al llegar a mi pequeño coche negro, agarré la manija de la puerta e hice un gesto con la cabeza. — Sube.
Cuando entramos en nuestros rostros se apreciaba la sensación de alivio al notar el calor entrando en nuestro pecho. Estiré los dedos de mis manos, que parecían estar descongelándose y solté un quejido.
Metí la llave en la ranura y arranqué el coche. Alicia enseguida dirigió la ranura de calefacción del asiento de copiloto en su dirección. En la radio un hombre comenzó a hablar de fútbol.
— ¿En serio? - Rápidamente cambié de emisora y crucé los brazos. Alicia me echó una mirada curiosa.
— Parece que no es tu mejor día.
— Abre la guantera, anda.
Allí tenía guardados algunos CDs. No me apetecía que ahora mi estado emocional también dependiera de la aleatoriedad de la radio.
— 5 Seconds Of Summer - Leyó en voz alta Alicia, sujetando el álbum en sus manos. - Nice. Será como revivir el verano de 2016.
— En el que comíamos galletas en mi piscina y hacíamos karaoke en tu salón.
— Buenos tiempos, ¿a que sí?
Al meter el disco en la ranura, la primera canción explotó por los altavoces. Nos dejamos llevar por el sonido de la guitarra eléctrica mientras que nuestros cerebros rememoraban esos tiempos.
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