38. Último día en Jeju

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Lana

Sonó una alarma de repente. Pero no era esa alarma monstruosa de Han con la que Hyunjin y yo nos despertamos que podía incluso llegar a los oídos de gente al otro lado del mundo, no. Era una suave melodía de arpa.

Me desperecé, estirando las extremidades como pude con Han rodeando mi cintura. — ¿Y tu alarma horrible?

— No pensé que era muy romántica, así que la he cambiado para el viaje - Respondió, su voz sonaba áspera y grave en su garganta.

Solté una risita. Han era tan detallista, que me daba curiosidad pensar cuántas cosas tenía en su mente. Cuántas cosas tenía en cuenta, cuáles eran los motivos por los que hacía las cosas... Yo le importaba mucho, lo sabía bien.

Por el enorme ventanal que daba a la terraza entraba la luz de la mañana iluminando la habitación a través de las claras cortinas. Ya no llovía. El cielo volvía a mostrar un perfecto azul.

— Oh, oh, Lanita - Se lamentó Han cuando estiró el brazo y cogió el móvil para apagar la alarma

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— Oh, oh, Lanita - Se lamentó Han cuando estiró el brazo y cogió el móvil para apagar la alarma. - Se ve que nos hemos saltado la alarma tres veces.

— Se estaba muy cómodamente.

— Pues sí - Afirmó para después dejar el móvil y volver a abrazarme. - No me quiero levantar. Esto es el paraíso. Ojalá quedarnos así todo el día.

Como estaba apoyada sobre mi espalda, aproveché para jugar con los mechones de su frente. — Me parece bien quedarnos aquí todo el día.

— No... - Refunfuñó y después soltó un pequeño bostezo. - Tengo cosas muy buenas planeadas.

— Te contradices a ti mismo, Hannie.

— Lo sé - Suspiró y alzó la barbilla para besarme.

Anoche me costó quedarme dormida porque mi corazón estaba latiendo demasiado rápido. Lo sentía correteando por mi cuerpo y estaba segura que en un despiste, iba a salirse corriendo de mi cuerpo e iba a hacer alguna locura.

Han se durmió a mi lado mucho más pronto que yo. Verle durmiendo tan pacíficamente logró ayudarme a conciliar el sueño. Primero se durmió pegado a mí, abrazándome por el lateral y apoyando la cabeza en mi hombro. Sin embargo, posiblemente por el calor que hacía, dio unas patadas para quitarse la sábana y se separó de mí, tumbándose de lado. Yo lo presencié todo, todavía despierta, y tuve que contener la risa. Fue entonces cuando decidí encender un rato el aire acondicionado.

Nos quedamos unos minutos en la cama, mirando al techo, desperezándonos y asumiendo que teníamos que levantarnos. Lo hice yo primero, apartándome la sábana y sentándome al borde de la cama con los pies en el suelo, que estaba frío por el aire acondicionado.

Good To Love 2 | Han Jisungحيث تعيش القصص. اكتشف الآن