[1ª temporada en mi perfil]
El tiempo ha transcurrido desde que Lana se subió a aquel avión para no volver, alejándose del lugar que le enseñó la importancia del presente.
Todo parece haber cambiado desde entonces. Aquellos chicos especiales que con...
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— Lo tienes, ¡lo tienes! - Exclamó Han emocionado, tras haberme aplaudido con una gran sonrisa. Me llevé las manos al pecho, aliviada.
— ¿Pero y si no sé responder a las preguntas que me hagan?
— Lanita, has investigado sobre este tema cada día durante meses y has escrito un trabajo de cincuenta páginas increíble. Sabrás responder.
— Te quiero Hannie.
— Yo más.
— ¿Puedo hacerlo una vez más?
— Las que necesites.
Estiré un poco el cuello y volví a repetir el ensayo de la presentación de mi trabajo de fin de grado. Han apoyó la barbilla en sus puños y, como si no acabara de escuchar los veinte minutos del primer ensayo, me miró con sus redondos ojos llenos de interés. Había estado ayudándome todo el mes en todo lo que había podido.
Y, aunque él no fuera uno de los profesores del tribunal, su presencia y su atención me ponían nerviosa. Quería que pensara que había hecho un buen trabajo, que estos años de universidad me habían vuelto alguien que sabe lo que está haciendo, alguien más inteligente, más capaz. Quería que él, el tribunal, y yo misma, viéramos que estos años habían servido.
Esperaba que sí.
Nada más terminar la presentación, Han volvió a aplaudirme como antes y ahora también vitoreaba.
— Gracias, Hannie - Reí ante su emoción de padre orgulloso. - ¿Lo has visto mejor que antes? Creo que me he olvidado de decir alguna cosilla, pero me he sentido más suelta.
— Es una presentación muy buena, jagi. Lo he entendido todo, es interesante, completa e incluso la has hecho divertida.
— ¿Tú crees?
Han se puso en pie y cogió mis manos. — Siempre has sabido cómo sorprender - Dijo. - Vas a dejar asombrado al tribunal.
Solté mis manos de las suyas para rodearle por debajo de los brazos, pegando mi mejilla a su hombro.
— Sabes que en cuanto presente esto y lo apruebe, seré libre, ¿no? - Dije.
— Una novia inteligente, preciosa, graciosa, aunque no tanto como yo, y ahora graduada - Respondió, balanceándome suavemente. - Estoy tan orgullo de mí mismo por haber conseguido una chica así...
Guardándome la risa, le di un pequeño golpe a lo que él exclamó entre más risas.
— ¿Tienes la maleta ya? - Le pregunté, separándonos del abrazo.
— Sí - Respondió, señalando con un movimiento de cabeza la maleta cerrada detrás de la puerta. - Siento no poder estar el día de tu presentación.
Esbocé una pequeña sonrisa. — Siento yo no poder estar en los MAMA.
