[1ª temporada en mi perfil]
El tiempo ha transcurrido desde que Lana se subió a aquel avión para no volver, alejándose del lugar que le enseñó la importancia del presente.
Todo parece haber cambiado desde entonces. Aquellos chicos especiales que con...
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Oh, el suelo bajo la suela de mis botas, la luz reflejándose en las gotas que permanecían en la hierba de la lluvia de esta noche, la brisa meciendo el final de mi falda. Tan simple y libre.
Bueno, todo lo libre que se podía ser con una mochila muy pesada a la espalda. Tal vez Alicia tenía razón y me había excedido metiendo cosas, pero prefería no arriesgarme.
— Sistemas Visuales, Aula A4-15 - Leí en voz alta el horario que había apuntado en mi móvil. - Vale, suena bien. Suena muy bien. Ahora, ¿dónde narices...?
Miré alrededor con una mueca pensativa. Había salido con tiempo de antelación, así que podía permitirme perderme durante exactamente treinta y tres minutos.
"A" debía significar una zona concreta. "4" sería la planta y "15" la puerta. Ahora, lo que debía hacer, era no dejar que el pánico me carcomiera. Estaba muy nerviosa por empezar. Era ese cosquilleo que llegaba con las experiencias nuevas.
La facultad era enorme, más de lo que pude haber imaginado desde mi ordenador en España. La pared de la entrada estaba hecha de cristales, dejando ver el exterior recubierto de árboles y arbustos de color verde. El suelo estaba repleto de baldosas relucientes en las que se reflejaba la luz blanca del techo. Había un gran mostrador de secretaría al lado de la puerta y, llenando la recepción de vida, unos sillones donde había estudiantes sentados y conversando animadamente.
Había unas grandes escaleras de madera que iban hacia abajo, donde también había estudiantes sentados. Una gran escalera de caracol blanca, con arquitectura moderna, llevaba a los pisos superiores.
— ¿Lana, eres tú? - Preguntó una voz a mis espaldas. Al girarme reconocí enseguida el pelo rubio de Somi. Ella también iba a estudiar en esta facultad, pero estaba en la carrera de Diseño de Moda.
— ¡Hey! - Le sonreí y nos unimos en un pequeño abrazo. - ¿Tú también tienes horario de mañana?
— Sí. Ya llegué a mi clase, aunque no hemos empezado todavía. Bajaba para comprar una botella de agua de la máquina, que se me ha olvidado traerme la mía - Explicó. Hasta que no lo dijo no me había percatado de que no cargaba con una mochila, sino tan solo con un monedero.
— ¿Me puedes ayudar a encontrar mi clase? - Pregunté algo avergonzada, lo que le hizo soltar una pequeña risita. Le enseñé la pantalla de mi móvil y la leyó rápidamente.
— Has empezado bien. Por lo que me han explicado, este es el bloque A. El bloque B está en el otro lado, es la otra entrada - Respondió, a lo que asentí. - Entonces, tienes que subir al cuarto piso y buscar la puerta número quince.
¡Había acertado! No iba mal encaminada. Pero se ve que el universo no se fiaba demasiado de mí y decidió que Somi tenía que aparecer en el momento adecuado para guiarme.
