De mal a peor

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Hubo un momento de silencio mientras la noticia era digerida por los presentes, siendo la joven la primera en salir de su estupor. Se inclinó hacia su cuñado y lo tomó del brazo para dedicarle una sonrisa tímida. Aunque le era más fácil mostrar afecto hacia el pelirrosa debido a la confianza con la que se trataban desde pequeños, no quería decir que no sintiera que podía incomodar en cualquier momento.

— ¡Eso es increíble! Muchas felicidades, Akaza.

— ¡Koyuki tiene razón! ¡Brindemos porque nuestro pequeño monstruo consiguió trabajo! — exclamó Keizo mientras despeinaba los cabellos rosas del gemelo menor.

Hakuji fue el que se notaba menos emocionado por la noticia, mirando fijamente su comida mientras le fruncía el ceño. Su esposa lo miró con cierta preocupación, llamando suavemente su atención para que dijera algo.

— ¿En dónde vas a trabajar? — fue lo único que preguntó.

— En un restaurante cerca del centro. — el tono de Akaza se mantuvo suave, aunque algo tenso al responder la pregunta.

— No sabes ni el nombre, ¿no es cierto? — Hakuji levantó la vista al sentir como su hermano lo fulminaba con la mirada. — ¡Es algo básico que deberías saber! ¿En qué parte del restaurante estarás?

— Eso qué más da. — le gruñó.

— ¿Irás a trabajar con esa actitud?

— ¡Bueno, ya basta! — intervino Keizo, colocando una de sus manos en uno de los hombros de cada chico. — ¿Por qué pelear cuando podemos celebrar? ¡Akaza, iremos a espiarte cuando menos te lo esperes, así que mantente atento!

En ese momento estaba tan molesto al sentirse menospreciado por su hermano que solo aceptó las palabras de su maestro y siguió refunfuñando mientras Keizo y su hija mantenían una conversación amena para salvar la cena, sin embargo fue al día siguiente que el peso de las decisiones del día anterior lo abrumaron con un sencillo mensaje:

"¡Buenos días, Soyama! Te espero saliendo de escuela para enseñarte todo lo que necesitas saber para trabajar en ojos de gato. (=^エ^=) ¡Demos nuestro mejor esfuerzo hoy! ୧ʕ(=^ꀾ^=)ʔ୨.

P.D: Ya sé que ayer mencionaste que llamarte por tu nombre de pila estaba bien, pero siento que estoy siendo un poco grosera.¡Si te incomoda no dudes en decírmelo! ฅ(⌯͒• ɪ •⌯͒)ฅnya~ン❣"

Akaza tomó su almohada y gritó de los nervios mientras repetía un "¡¿EN QUÉ ME METÍ?!" dentro de su cabeza. Odiaba a las personas, nunca les agradó y el sentimiento era mutuo, pero ahora había terminado trabajando en un restaurante, el peor puto lugar para las personas amargadas y antisociales como él. Aún así se recompuso lo suficiente para responderle a su jefa.

"Ah, hola. Salgo a las 3:00 hoy, iré de inmediato al salir. No te preocupes por el nombre, Akaza está bien."

Soltó un suspiro y decidió cargar con las consecuencias de sus acciones como siempre lo había hecho.

— ¿Ya reaccionaste que trabajarás en un restaurante? — le preguntó a su hermano cuando se encontraron al salir del baño.

— Cállate. — le gruñó decaído, preguntándose en secreto si su rostro demostraba su arrepentimiento.

El cual no cambió el resto del día.

No es que se sintiera nervioso, no del todo, sencillamente estaba preocupado por no estar a la altura y terminar... arruinando todo. Durante las primeras horas de la mañana pasó por la fase de negociación al quebrarse la cabeza durante las clases buscando alguna excusa para... ¿renunciar? Después pasó por la negación al creer que no sería tan malo, quizá si solo lo ponían a lavar los baños estaría bien. ¿El restaurante tenía baños? ¡No se había fijado!

Rewrite the starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora