Cuéntame al oído

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Había arreglado un poco su departamento, pero no tanto como para que fuera obvio. También se dio un baño y decidió no ponerse ningún tipo de loción o algo que escondiera su aroma natural. Cuando se miró al espejo para arreglar su cabello aprovechó para comprobar si su "atuendo casual" no era demasiado casual, o muy difícil de retirar. Y agradecía bastante que no tuviera ningún tipo de lencería o estaría muy tentado a utilizarla... aunque, si por fin pasaban de base y se daba algo... quizá podría comprar algo así. El pensarlo lo hizo sentirse un poco avergonzado.

Ya había olvidado todas las sensaciones que provocaba la "primera vez", por lo que recordarlo lo hizo sentirse, de nuevo, como un adolescente enamorado, algo que corroboró cuando se miró al espejo con atención y notó sus mejillas sonrojadas y los ojos brillantes. Respiró hondo y golpeó su rostro con suavidad y rápidos movimientos para tranquilizarse. Él debería ser el que guardara la compostura al tener más experiencia, pero era precisamente la emoción de tener que guiar a Akaza lo que lo tenía tan nervioso en primer lugar. Después de todo, había encontrado realmente excitante estar arriba.

Con las mariposas revoloteando en su estómago, Kyojuro salió del baño para tomar su celular de la mesita de noche. Buscó algún mensaje de su alfa o algún indicio que le dijera si es que se presentaría, pues había pasado poco más de una hora desde que había llegado a su departamento y Akaza no daba ninguna señal de vida. Una especie de desilusión y molestia le carcomió las entrañas al pensar en que quizá había sido plantado, pero unos rápidos golpes sobre su puerta principal hicieron que todas esas sensaciones, e incluso su valentía, lo abandonaran.

Corrió hacia la puerta sólo para comprobar lo que su intuición y su nariz ya le habían dicho: Akaza había llegado. Se alejó de la puerta un poco para poder disimular sus ansias.

— ¡Un momento! — dijo como si nada, como si no se hubiera dado cuenta de quién era la persona del otro lado de la puerta.

Aprovechó esos segundos para mirar alrededor y buscar cualquier imperfección que corregir, encontrando sobre la mesa la bolsa de la farmacia a la que había pasado antes de llegar a casa. Por alguna razón, que su alfa entrara y viera las cajas de condones que había comprado para la situación sobre la mesa del comedor lo llenó de nervios y calentó sus mejillas de vergüenza. ¡¿Pero qué debería hacer?! ¿Correr y ponerlas "casualmente" en el baño? ¿O en su recamara? ¿O lo esperaba juguetonamente con una en la mano? ¡¿Eso no asustaría al pelirrosa?!

— S-soy yo. — se anunció del otro lado de la puerta.

Su voz temblorosa y nerviosa llamó la atención del omega, quien no pudo evitar imaginar a su pareja con las mejillas rojas y los ojos brillantes, como siempre se ponía cuando algo le daba vergüenza. Eso le dio tanta ternura que decidió dejar los condones para después e ir a recibirlo primero con los brazos abiertos.

— ¡Hola de nuevo!

Lo saludó con emoción como lo haría en cualquier otro momento. El alfa levantó la vista que mantenía baja y sus pupilas se dilataron al verlo. Lo vio llenar sus pulmones de aire antes de dedicarle esa sonrisa traviesa que le ponía la piel de gallina. Akaza dio dos pasos al frente y lo atrapó en un abrazo... algo diferente, pues aunque no era la primera vez que llevaba uno de sus brazos a su cintura, o hundía su nariz en su cuello, aquellos movimientos le arrancaron un escalofrío en ese momento.

— Hola, Kyojuro. — murmuró mientras lo empujaba adentro con suavidad y cerraba la puerta con una patada.

Su voz también era baja y ronca, reconociéndola como la que utilizaría un depredador que buscaba no asustar a su presa. En otras palabras, Akaza estaba cazando y él era la presa. De nuevo la idea de ser él el experimentado lo llenó de adrenalina, lo que lo motivó a alejar su cuerpo de él sin desprenderse del agarre del alfa, sólo lo suficiente para marcar una distancia entre su cuello vulnerable y el rostro del pelirrosa. Cuando sus ojos se encontraron no hubo dudas de que los dos estaban listos para jugar.

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