12-| Me cambiaron a Alana (casi confirmado)

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Mi cabello aún goteaba y el cielo estaba nublado, parecía que tenía ganas de llover, sin embargo, ni una sola gota caía

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Mi cabello aún goteaba y el cielo estaba nublado, parecía que tenía ganas de llover, sin embargo, ni una sola gota caía.

Hoy habían faltado más de los que creía que iban a faltar, a pesar de ser aún verano el día estaba horrible, el sol calentaba menos que los demás días y los alumnos lo habían utilizado como excusa para faltar.

Había tratado de hacer lo mismo pero mamá me obligó a venir, con la excusa de que no me quería soportar toda la mañana, y yo terminé aceptando venir luego de decirle que era lo mejor, no iba a estar soportando sus chillidos toda la semana por estar viendo Gilmore Girls.

Me contestó con otro de sus típicos chistes, y terminó por decirme que peinara mi cabello, tanto tinte me había dejado cuál nido de pájaros.

*la rata aprieta el puño de la rabia*

Y no está de más decir que fui la única en ir a natación, por lo tanto la profesora prestó toda su atención en mi y en mis brazadas desprolijas.

Señora no es mi culpa que la institución está de mierda me obligué a hacer un deporte, era esto o perder todos mis dientes por un bochazo, no se quejé.

Suficiente tenía con hacer una pileta y ya estar jadeando como loca desquiciada, no creía que mi estabilidad física este tan mal.

Que les digo, comer mientras me quejo de que Ruby y Otis hacían mejor pareja que Meave y Otis is my passion.

Levanté la mirada de mi libreta para ver a Alana pasar corriendo en frente de mi, dando ya su novena vuelta a la cancha, la ante última para luego venir a tomar un poco de agua.

Su cola de caballo ya estaba desordenada, sus mechones más cortos que no lograban engancharse bien en la liga estaban rizados, gracias al sudor que había comenzado a bajar por su frente.

A ella no le afectaba el poco frío que estaba haciendo, de eso estaba segura.

Levantó la mirada del suelo seria y luego de que sus ojos encontrarán los míos, sonrió tranquila de verme allí, sentada en las gradas viéndola, una vez más.

Sonreí y levanté mi mano para mover está en forma de saludo, hoy había llegado un poco más tarde de lo que solía llegar. Le había dado una sorpresa verme allí.

Mi corazón se aceleró con tan solo ver su felicidad por tenerme allí, y a mi también me gustaba ir a verla. Era una buena excusa, estaba harta de verla a escondidas en otras de las clases.

Me devolvió el saludo y luego frunció el ceño, la imite confundida, se hizo la tonta y se acercó hacia donde yo estaba sentada, trotando en su lugar para que su cuerpo no se enfríe cuando estuvo cerca de mi.

—¿Que sucede?— pregunté cerrando mi libreta, con mi bolígrafo dentro marcando la hoja en la que me quedé.

—Hay una toalla en mi bolso— me avisó, metí la mano en este y tras apartar su uniforme de clases la encontré— Úsala para secarte el cabello, lo único que me falta es tener que hacer de enfermera.

Léeme En Braille, Mia [LIBRO 1]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon