15-| Goma de mascar sabor fresa

3.3K 322 179
                                    

—¿Segura que llevas todo? No quiero que después me andes llamando diciendo que olvidaste tu teléfono porque está vez no te lo voy a llevar Katherine— me amenazó mamá, rodé los ojos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Segura que llevas todo? No quiero que después me andes llamando diciendo que olvidaste tu teléfono porque está vez no te lo voy a llevar Katherine— me amenazó mamá, rodé los ojos.

—¡Eso fue solo una vez!— me excusé, tanteando mi bolsillo de la campera para asegurarme de que esté allí mi celular.

Mamá cruzó sus brazos y levantó una ceja, seria.

—Bueno dos...tal vez tres...o bueno cuatro...calculemos que cinco...seis para ser un número par.

Rodó los ojos, negando con la cabeza, y tanteó todos los cierres de mi mochila para asegurarse de que estén cerrados. Era un poco despistada en esas pequeñitas cosas, que se le iba a hacer, cada uno tenía sus pros y contras ¿No?.

—Kate— Alice me llamó, me di vuelta— Dale esto a la nona de mi parte.

Me entregó una carta, fruncí el ceño.

—¿Que es?.

—Una lista de mis canciones más escuchadas, la vez pasada me pidió que le haga una— me explicó, asentí, aún algo confundida— Evitará que se moleste porque no fuí.

Asentí y voltee hacia su derecha, dónde pude ver cómo el auto del papá de Mia se estacionaba y como está bajaba ya con una mochila al hombro y su bastón en mano.

—¿Crees que le caiga bien a la abuela?.

—¿Por qué te preocupa?— preguntó, me encogí de hombros.

—Es mi amiga, se ha vuelto cercana— respondí, aún con la mirada fija en ella.

Traía su cabello recogido en dos trenzas, un par de mechones rebeldes caían por su frente como cascadas, mechones que jamás lograba atrapar en la liga. Ya era costumbre que le ayudará acomodarlos. Traía un jardinero puesto y una remara manga corta debajo de esté, totalmente blanca y con líneas de los colores del arcoíris por el medio. Sus tenis blancos, como siempre. No traía ni un poco de maquillaje, salvó un poco de manteca de cacao con leves brillos y tal vez un poco de iluminador, aunque existía la posibilidad que fuera su propia piel, tan limpia y suave que te daba envidia de solo hecharle un vistazo. Su mochila era la misma que llevaba al colegio y en sus muñecas descansaban un par de pulseras, en sus dedos uno o dos delicados anillos.

Me quedé viéndola más tiempo de lo que creía porque en cuanto pestañee un par de veces ella ya estaba en frente de mi, saludando a mamá y charlando con Alice. Mi papá y Elías ya se estaban abrazando con unas sonrisas de oreja a oreja.

Agite mi cabeza con rapidez para despertar, el show de esa noche había sido uno de los más agotadores. La gente, que ya había entrado en confianza con nosotros, nos comenzaban a pedir diferentes temas y algunos de ellos nos tocaba practicarlos con rapidez porque, o, hace mucho no los tocamos, o, jamás los escuchamos antes. Así qué se puede decir que esa fue una noche muy movida, además que aún no estaba acostumbrada a no ver a Mia entre el público, leyendo algo o simplemente moviendo la cabeza al ritmo de la música.

Léeme En Braille, Mia [LIBRO 1]Where stories live. Discover now