27-| Perdiendo el control (ahora soy un fuckboy)

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Último día limpiando el auditorio, el viernes por la tarde en la última hora sería la función y unos pocos de cada salón podrán verla, el resto desafortunado se quedará en el salón o recorriendo la escuela sin importarle ser regañado

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Último día limpiando el auditorio, el viernes por la tarde en la última hora sería la función y unos pocos de cada salón podrán verla, el resto desafortunado se quedará en el salón o recorriendo la escuela sin importarle ser regañado.

Porque no lo sería, los profesores estarían viendo la función.

Yo por mi parte esperaba ansiosa que dieran los nombres del sorteo mañana jueves, había limpiado tantas veces carne y sangre falsa que ya hasta me parecía repugnante. Ya hasta las ganas de ver la función me habían ido.

Doblé el plástico que cubría los asientos mientras pensaba cómo iba a hacer para limpiar la tela cuando el viernes el plástico no esté, probablemente me tomé más tiempo terminar de limpiar todo.

La próxima vez lo pensaré dos veces antes de golpear a una compañera en la nariz, aunque tampoco me arrepentía para decir verdad.

Karla se lo merecía, aunque poco le duró la venda en la nariz, ahora la muy suertuda tenía la nariz más perfecta que antes, ya quisiera yo tener esa suerte.

Me ajusté los guantes y me arrodille en el suelo para tallar este con un cepillo y un poco de lavandina, mis rodillas en cualquier momento iban a quedar blancas de tanto químico que habían recibido esas semanas. Y ni hablar de mi uniforme, las manchas de lavandina por toda la falda se notaban a simple vista, a este punto ya no me importaba.

Suspiré tratando de mantener mi mente alejada de cualquier sentimiento negativo hacia mi ser porque lo único que faltaba era ponerme a llorar ahí mismo.

Que tampoco sería la primera vez que pasaba, solo que no quería que el director volviera a tratar de preguntarme si estaba bien de una forma muy poco disimulada.

Me apiadaba de sus hijas.

Aunque era un buen señor, trataba de hacer su mejor esfuerzo y ayudar...aunque no saliera muy bien.

Mi teléfono vibró y lo tomé como una excelente excusa para sacar mis guantes y dejarme caer arriba de uno de los asientos, limpiando el sudor de mi frente y acomodando mi pañuelo.

Saqué mi celular del bolsillo del delantal que me prestaron para ver la nueva notificación que me había llegado. Era de Instagram.

@AlanaEvs subió una nueva foto a Instagram.

Si, seguía teniendo sus notificaciones activadas, ella también las tenía o las solía tener antes de que nos distanciaramos. Lo hicimos en una pijamada dónde intercambiamos de teléfonos, ahí fue cuando se agendó con un nombre más maduro a mi lista de contactos y yo seguí con mis burradas de niña, irónico que yo sea la más grande. También pusimos un ringtone de llamada diferente en nuestros números, para saber de inmediato si la otra estaba llamando.

La extrañaba.

Dudé en entrar a su Instagram, no lo había hecho desde hace dos días...¡Ya sabía que no era hace mucho! Pero me cansé de abrir y cerrar la aplicación solo para ver sus fotos viejas, dónde en muchas salíamos la banda y yo...ahora las tenía descargadas en mi galería, eso era más fácil y me ahorraba de que se me escapara un like.

Léeme En Braille, Mia [LIBRO 1]Where stories live. Discover now