25-| Ya no estoy triste, estoy asustada :(

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—¡Can I have your daughter for the rest of my life? Say yes, say yes, 'cause I need to know!— canté con fuerza mientras mis manos seguían puestas en el volante

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—¡Can I have your daughter for the rest of my life? Say yes, say yes, 'cause I need to know!— canté con fuerza mientras mis manos seguían puestas en el volante.

Le subí un poco más a la música.

—¡You say I'll never get your blessin' 'til the day I die "Tough luck, my friend, but the answer is no"!.

Cerré mis ojos por unos segundos y los volví a abrir, mi estómago se revolviá emocionado y mi corazón latía con cierta velocidad que solo una persona lo lograba, mis manos sudaban levemente y la punta de mis dedos temblaba.

Las mejillas me dolían de tanto sonreír.

Luego de una larga semana de estar con los ánimos por el suelo por fin me sentía feliz, y el motivo era que finalmente iba a ver a Mimi.

Había llorado todo lo que pude en la semana, en el colegio no hablaba mucho y si lo hacía era solo con Kevin, quien se encargó de acompañarme toda esta semana y dándome mi espacio cuando sentía que estaba por colapsar.

Quizás no debería alejarme cuando eso pasaba ya que solía tardar en tranquilizar mi respiración y apartar pensamientos que no debería tener en mi mente, pero prefería ser solo yo la que conociera esa parte de mi.

Alana no había aparecido, o bueno si pero no para disculparse, o para dirigirme la palabra.

Los shows de SourRock habían estado ausentes en Chester's desde que ocurrió aquello con Alana, creo que ninguno estaba listo para aquel momento tan incómodo, además yo seguía castigada. Realmente esperaba poder volver a tocar la semana que viene.

Por otro lado, había planeado un increíble día de bosque junto a Mia, de alguna forma quería disculparme sin decirlo por haber estado tan ausente con ella desde lo que pasó.

Llevaba un poco de comida y fruta picada porque el día estaba excelente para fruta picada (no me pregunten porque), una manta porque hacía frío e íbamos a estar cerca del río, mi guitarra por si quería tocar un poco y un parlante pequeño para escuchar música.

¿Estaba bien, no?.

«Yo saldría contigo»

....

«....»

Cómo sea.

Tomé una bocanada de aire mientras bajaba el volumen de la radio, tomé mi celular y pause la canción de mi Spotify para llamar a Mia.

No tardó mucho en contestar.

—Estoy llegando, ¿Estás lista?— pregunté doblando en su calle, logré ver la punta de su casa a lo lejos.

Léeme En Braille, Mia [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora