38-| Oh, Mia, i wanna kiss your lips

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Había pasado una semana completa desde mi colapso en casa de Mia. Al despertar sí estaba allí cómo había prometido, aunque Elías también estaba y mis padres también.

Se habían preocupado porque no había llegado a casa anoche y estaba tan cansada que había olvidado por completo avisarles que no iba a volver para dormir, aunque de todos modos eso no iba a ayudar en nada.

Cómo últimamente estaba más "inestable" (así le decían ellos) no les gustaba dejarme sola, muchos menos por las mañanas y noches que debía tomarme mis medicamentos.

Era entendible.

Agradecieron a Elías por avisarles y por cuidarme, luego me tocó despedirme rápido de Mia y Hanna antes de que mamá explotara allí mismo y me diera el regaño de mi vida.

Este llegó cuando estuvimos en casa.

No fue bonito, solo para aclarar.

«Noup, no lo fue, aún me duele la nalga derecha»

Seeeeh.

Bueno, luego de eso la semana pasó bastante tranquila. Para el jueves y el viernes con los chicos ya teníamos todos bien planeado para el sábado, habíamos ensayado lo suficiente como para estar tranquilos.

O eso creía, pues aparentemente habíamos olvidado la parte más importante.

Los exámenes finales para salir a las vacaciones de invierno eran esa misma semana y todos habíamos olvidado estudiar al estar tan metidos en la sorpresa.

Kevin estaba histérico aunque todos sabíamos que iba a aprobar como siempre lo hacía, no era un chico inteligente por naturaleza ya que nadie lo era, pero siempre prestaba atención en clase. Le bastaba revisar un par de veces sus apuntes para ya estar listo.

Alana, pues, mucho no sabía de ella para ser honesta pero por lo que Francisco (quien aparentemente era el único del grupo quien seguía siendo amigo de todos) se veía lista para todos.

Normal, siempre lo estaba.

Mia y Hanna se habían juntado para estudiar en su casa, me habían invitado pero decidí no ir para que la castaña pudiera terminar lo que sea que tuviera con Hanna.

Por último estábamos Francy y yo quienes, en lo que a exámenes se refería, éramos bastante tranquilos. Por su parte, se macheteaba. Yo por la mía estudiaba a último momento y lo que saliera en el examen me bastaba para un 6 generalmente siempre.

—Recuerda la ley de los signos y ya luego de eso será todo cuesta abajo— me iba gritando Kevin más nervioso que yo mientras corríamos al salón de matemáticas, materia que me tocaba a mí.

—¡Ley de signos!— me gritó Francy del otro lado, le pegué un puñetazo en el estómago para que se calmara y aproveché a concentrarme en mi hoja mientras él se retorcía detrás de nosostros del dolor.

Léeme En Braille, Mia [LIBRO 1]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu