Léeme En Braille, Mia [LIBRO 1]

El cuaderno de notas de Kate

No estoy bien.

Hay una gran diferencia entre decir que no estás bien a sentir que no lo estás.

Y yo siento mucho.

Siento el amor y el aprecio de las personas como también siento el rechazo y el dolor hacia mí, yo sentí mucho cuando Alana me dijo que cambiaria por mi, cuando Mia dijo que se había preocupado por mi, cuando Alana me dijo desviada, cuando Kev hizo el esfuerzo por calmar mi llanto, cuando Reth me dijo marimacho.

Siento demasiado y eso es un problema porque no es algo que pueda manejar, desearía que fuera como un interruptor de encendido y apagado pero no es posible.

Se que puedes apagar tus sentimientos y juro que me plantee hacerlo muchas veces cuando estaba en la mierda, y si no lo hice es porque quería seguir estando feliz, emocionada y extasiada.

Pero en momentos como estos me gustaría apagar mis emociones.

Me siento como un estorbo para el mundo, una carga para mis personas importantes y una decepción para mi misma. Me siento una mala hija, una mala hermana y una mala amiga. Me siento una mala cantante, una mala estudiante y una mala guitarrista

Ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que me sentí feliz o hermosa, porque también me sentía fea con mis muslos grandes y mi abdomen no plano.

No puedo recordar cuando me sentí segura una última vez con mi cuerpo, o linda en realidad.

Me siento insuficiente porque algo pasó en una fiesta que hizo separar a mis mejores amigos y yo no me enteré de nada, porque Mia me mintió esta noche solo para poder tener una pijamada a solas con Hanna, porque con Alana pudimos haber sido de todo y para todos pero prefirió a un casi extraño que no conocía de nada, porque mamá prefiere a Alice y con papá hace mucho no hacemos nada juntos, porque mis mejores amigos dejaron de recurrir a mi para hablar sobre sus problemas por miedo a creer que iba a colapsar pues ya tenía suficiente con los míos.

Me sentía asustada porque me estaba gustando alguien, una chica y no era Alana, era Mia y últimamente ya no estábamos pasando tanto tiempo juntas como me gustaría y no quería perderla.

Me sentía confundida porque cada canción que tocaba en mi guitarra me salía trabada y no podía continuar si no era luego de 20 minutos, y si lograba tocar algo me perdía al segundo y mis dedos dolían con facilidad.

Me sentía frustrada porque lloraba incluso cuando no quería hacerlo, porque juré que nadie iba a romperme el corazón y lo había hecho la única persona a la cual se lo había entregado confiada porque creía que lo iba a cuidar, porque quería gritar y gritar hasta que mi garganta doliera.

Me sentía culpable porque dejaba salir mi enojo con las personas que más quería haciéndoles daño sin tener la culpa de absolutamente nada.

Sentía demasiado.