04. No era mi intención.

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Mateo.

Pasó casi una semana en la que no ví a mi vecina en la terraza, ni me la crucé en la plaza ni nada de eso. Era como si se la hubiese tragado la tierra.

Cuando iba a trabajar, esperaba verla al salir o llegar a mi casa, pero nada.

Esa noche, me junté con mis amigos en casa de Nahuel a comer un asado, a veces lo hacíamos, nos gustaba sentir que estábamos cómo en familia.

―¿Qué significa que una chica no te quiera decir como se llama? ― Fue lo primero que dije desde que llegué, ya estábamos sentados comiendo, polémico.

― No te quiere dar bola rey ― Belén siendo ella, bien directa.

― ¿Vos decís la pibita con la que te fuiste de la plaza el otro día? Pillo ― Jode Tiziano, ― No sé bro, las mujeres son complicadas.

― Voy a ignorar el sexismo de mi novio y a decirte, Mateo ― Empieza Leyla ― Que si no te quiere decir como se llama es porque no te tiene confianza, dejala respirar, la estas agobiando y según ella solo se vieron dos veces, vos la acosas todos los días casi al parecer.

No es para tanto, ¿O si?

― No se si tan así ― Me miró incrédula ― Bueno, por ahí tenes razón pero tranqui, osea, que se yo, tampoco es que estoy al pendiente minuto a minuto de su vida, solo me preocupa, fa, no sé.

Como pueden ver, no me sé explicar.

Después de eso la cena transcurrió tranquilamente, como siempre. Volvía renovado de cada juntada con estos locos, me gustaba eso.

Llegué a casa a la madrugada, me alcanzaron los chicos en el auto, entré en silencio hasta mi cuarto, me saqué la remera, las zapatillas y el pantalón, quedando en bóxer porque me daba paja ponerme un pantalón aunque sea para dormir, y me acosté, calentito en mi camita, otra loca noche de viernes.

Estaba por dormirme cuando escuché un ruido, un grito. Creí que era cosa mía hasta que lo volví a escuchar, más fuerte. No tanto como para ser en casa pero tampoco era muy lejos.

Me dió bastante miedo, podía ser en la calle, podían estar haciéndole algo a alguien, bajé así nomas hasta el living para mirar por una de las ventanas que daba a la calle de casa, lo que me sorprendió fue que no haya ni un alma afuera, nadie podría haber gritado.

Pero se volvió a escuchar, acá era más claro. Siguieron, dos o tres veces así y seguí el sonido.

Venían de al lado, me asusté más, una pibita viviendo sola, que es probable que alguien haya entrado a su casa, no era bueno.

Fuí a mi cuarto por un short y después salí hasta la casa de al lado casi corriendo, para tocar el timbre, el barrio estaba en silencio, pero igual quería saber si estaba bien.

La silueta de la morocha se asomó por la ventana, y la vi, parecía recién despierta aunque con lágrimas en los ojos.

― ¿Estás bien? Escuché gritos, y..., me preocupé.

― Eh, si si, es que, tuve una pesadilla y bueno, pasa a veces ― Quiso sonreír pero le salió más una mueca ― Gracias y perdón, juro que no te molesto más, no quería despertarte.

― No no, tranqui, apenas me di cuenta, solo quería ver si necesitabas algo, buenas noches, que ahora sueñes lindo, chau.

Me despedí y escuché un suave "Chau" de su parte, espero que enserió esté bien.

Al otro día me levanté y mi mamá estaba tomando unos mates en la cocina sola entonces la acompañé.

―¿Cómo dormiste? ― Pregunta pasándome el mate.

lover of mine ; Trueno [Terminada✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora