14. Acompañar no es ayudar.

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Dos semanas después...

Mateo.

Hace ya algunas semanas que me fuí de la casa de Cielo hablado con su psicóloga durante casi dos horas sobre como podía ayudar a Cielo, o entenderla al menos. Ella no me podía decir que le pasaba, sólo confiaba en mi dándome consejos de cómo acompañarla porque en el momento que hablé con Silvina para que me pase su número, también le pasó el mío a ella, para que sepa quien la estaba llamando y la puso en contexto de la situación.

Sólo me dijo que era un gran amigo para la morocha y una buena compañía.

Tuvo muchas citas con la profesional en el último tiempo, creo que algo de tres veces por semana y quien la llevaba era Silvina, también le dijeron que vaya a un psiquiatra, otra vez, para recetarle no sé que, asumo que sabré si es que Cielo me lo quiere contar.

Vi videos en YouTube, busqué información no para entenderla esta vez, sino para acompañarla de una manera que no se sienta presionada o juzgada, de tal manera que yo pueda ayudar en su proceso y no perjudicarla.

Cielo es muy frágil, en muchos aspectos, tenía que salirme naturalmente el acompañarla, porque también era inteligente.

Me mandó un mensaje diciéndome que la espere que estaba por llegar de la farmacia, asique me senté en la vereda escuchando Los Redondos por mis auriculares matando el un poco el tiempo, la ví llegar llegar el auto y bajó rápidamente poniéndose la capucha y sacándose los. auriculares, yo hice lo mismo con los míos guardándose en mi buzo.

Me acerqué a ella para saludarla, lo hizo casi sin ganas, Silvina se quedó en la entrada y Cielo se dió vuelta, asique la abracé por la espalda, ella sólo suspiró y ahí me di cuenta de la bolsita de papel madera que traía casi abajo de la manga del buzo.

― Me tengo que ir pero paso mañana a la noche y comemos juntas, ¿Querés? ― La chica entre mis brazos asintió y les di su espacio para que su tía la salude con un cálido abrazo ― Te amo mucho sobri, ¿Si? No estas más sola.

Ella sólo permaneció en silencio y nuevamente se acercó a mi para abrazarme.

― Hola ― Susurró y le sonreí.

― Bueno, nos vemos Mateo, saludos a Juli y Pedro, en estos días seguro paso a tomar mates a la mañana ― Se despide de mi también.

― Yo les digo, nos vemos ― Ella se sube al auto y con Cielo la vemos alejarse ― ¿Entramos? ― Le pregunto y asiente.

Nos dirigimos a la puerta de entrada sin antes abrir la reja, y entró sentándose en el sillón y dejando la bolsa en la mesa ratona.

Agarré esta última y la miré, asintió así que abrí el envoltorio encontrándome con unas pastillas, antidepresivos.

Ella miraba a un lado ― Entre Mariana y el psiquiatra se pusieron de acuerdo para dármelas, al parecer es algo que ella quiere darme desde que comenzó toda esta pelotudes y por fin logró que un profesional le haga caso.

Me senté frente a ella ― No es ninguna pelotudes, lo hacen por vos ― Murmuré intentando que no se alterara.

― Ya sé pero..., ― Se quejó ― Me molesta que ahora tenga que tomar una pastilla para poder mejorar, ¿Me entendes? Además de que las pastillas para dormir ya casi no sirven de nada.

― Son un gastadero de plata esas pastillas, con todo respeto ― Le digo y asiente, entendía que no le servían de nada a estas alturas ― Pero estas son parte de un tratamiento Cielo, y mientras más rápido las quieras dejar de tomar, vas a tener que hacer lo que te digan, sino va a tardar mucho más, ¿Si?

lover of mine ; Trueno [Terminada✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora