15. Mi vida por la suya.

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Mateo.

Las cosas estaban complicandose un poco, Cielo había días que se rehusaba a tomar los antidepresivos, alegando que no le hacían nada.

Varias veces me senté horas a hablarle para decirle que faltaba poco para que le hicieran efecto, tardaban entre cuatro o ocho semanas y recién vamos dos, tenía que tomarlas si o si.

― Mateo ― Se quejó con la pastilla y el vaso en mano.

― Eva, ― Ladeé la cabeza, hace diez minutos que estoy intentando convencerla ― Por favor, ya lo hablamos, si no las tomas, el tratamiento es más largo, dale.

Suspiró y se la tomó de mala gana, me extendió el vaso ya vacio ― ¿Contento? Ya te podes ir.

Se sentó en su cama mientras se cruzaba de brazos ― ¿Eh? ― Dije confundido, me arrodille a su altura.

― Venís sólo para hacer de enfermero, ya sé que estás acá para vigilarme, no soy tarada ― Abraza sus rodillas contra su pecho.

― ¿Eso pensas de mi Eva? ¿Por qué?

Bufó por la nariz ― Porque nadie se quedaría tanto tiempo con alguien así, sabiendo que es un desgaste emocional para un mismo.

― Yo si, ¿Sabes por qué? Porque te quiero mucho, más de lo que vos te imaginas y quiero que estés bien, no es fácil pero te juro que va a valer la pena todo lo que estás haciendo, sos muy fuerte.

Sus ojos se cristalizaron ― ¿Me abrazas? ― Murmuró.

Sonreí apenas ― Obvio linda, vení ― Me acerqué a ella y la atraje hacia mi sentándome en la cama, ella puso su cabeza en mi pecho.

Rió apenas ― Te late re rápido el corazón ― Comenta y me pongo rojo.

Cielo me gustaba, lo cual no es un secreto, ya no la veo como una amiga. A estas alturas quiero que este bien porque daría mi vida por verla feliz el resto de la suya.

― ¿Qué queres que hagamos hoy? Te puedo cocinar si querés ― Le sonrío corriendole un mechón de pelo de la cara y hace una mueca.

― Quiero estar sola hoy, ¿No te enojas? ― Me descolocó un poco su respuesta ― No sé, quiero ― Respiró hondo ― Pensar un poco, no sé, estar un rato con mi cabeza, que sé yo.

Dejé un beso en su frente ― Está bien, yo tengo que ir a ayudar otra vez al gimnasio pero estoy cerca, te voy a mandar así que contéstame porque sino te tiro abajo la puerta ― La miro divertido.

― Bueno exagerado, te contesto, tranquilo.

― ¿Me lo prometes? ― La miró directo a los ojos.

Rió apenas y entrelazó su meñique con el mío, así prometía ella, como una nena chiquita ― Te lo prometo, andá, chau Palacios ― Se para y me apura, yo río siguiéndola y pasando un brazo por sus hombros.

― Ya me vas a extrañar gila, espera una horita nomás y me vas a estar llamando ― Llegamos a la entrada donde abre la puerta y salimos.

― Si si, claro.

Abro la reja y bajo a la vereda, al haber un escalón, ella queda casi de mi altura, es muy bajita ― ¿Vas a estar bien?

Rodó los ojos ― Si Mateo, no me va a hacer mal estar sola un día, mejor, así me acostumbro.

Me mordí el labio mirándola ― No sé para qué te querés acostumbrar a estar sola si siempre voy a estar para vos pero bueno, ya me voy, te quiero ― Dejé un beso beso su mejilla y la abracé.

lover of mine ; Trueno [Terminada✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora