18. Beso cordobés con sabor a fernet.

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Mateo.

Si se quiere iiir ― Cantó Cielo con el control como micrófono ― ¡Qué se vaya!

Reí mientras veía como bailaba de una manera graciosa arriba del sillón, sonriendo y dando vueltas.

Habíamos tomado lo suficiente como para soltarnos más, al estar sentados no eramos conscientes del alcohol en sangre, hasta que nos paramos.

Cielo estaba feliz, le brillaban los ojitos y bailaba sin que nada le importara, muy seguramente por el fernet. Fuerte como patada de allanamiento estaba eso, pero riquísimo, ni cuenta me dí.

¡Ya se siente, traje cosas ricas pa' la gente! ¡Nunca para atrás siempre pa'l frente, suéltate, ya es tiempo de un detox...! ― Cantaba y bailaba hasta abajo, yo sólo la miraba sonriendo, nunca la había visto tan feliz como lo fue hoy.

Venía muy bajoneada, muy deprimida, y hoy aunque creí que me iba a arrancar la cabeza por lo de la facultad, la puso muy contenta.

Esta parecía ser la Cielo que antes era, esa que ella misma describió, risueña, divertida, amorosa y alegre.

Estaba tan linda siendo ella.

― ¡...Ya podes tomar, ya podes bailar...! ― Siguió ― ¡Dale Mateo, vení! ― Me animó y empecé a caminar medio bailando hasta donde ella estaba ― ¡Qué se vaya! Ay... ― Dice cuando se enrieda con sus propios pies y está por caerse.

Rápidamente se me bajó el pedo y logré agarrarla.

― ¿Te lastimaste? ― Murmuré ya que se había acercado más a mi peligrosamente y me puso algo nervioso.

La bajé lentamente, todavía mirándonos y ella negó, todavía podía ver como tenía los ojos brillosos. Me perdí un segundo en el color de estos pero volví a la tierra al sentir los labios de Cielo contra los míos.

Me estaba besando.

¡Mamá, me chapé a Cielo! O bueno, ella a mi.

No sé si era posible pero el pulso se me aceleró más. Reaccioné poniendo una de mis manos en su nuca para atraerla más hacia mi, ella tenía sus manos en mis hombros.

Se separó lentamente y nos quedamos mirando por un segundo, hasta que le di un pico y después volví a darle un beso más largo, mientras me sentaba en el brazo del sillón, y acerqué el cuerpo de la morocha más a mi se era posible, abrazándola por la cintura.

Me sorprendió cuando su lengua quiso irrumpir en mi boca a la que le dí acceso sin ningún problema, haciendo que yo haga lo mismo, era un beso lento pero intenso, y descubrí que Cielo tenía un encanto único hasta para besar.

Nos separamos desde un largo rato de besos y picos, parecíamos dos pendejos que recién estaban descubriendo como chapar y no podían parar más.

Así me sentía, como un pendejo enamorado.

― Eeh... ― Quería decir algo pero no supe muy bien que, creo que ninguno de los dos sabía.

― ¿Queres quedarte a dormir? Me dió sueño ― Dijo bajito y asentí al instante.

― Si si, obvio, digo... Si, no sé, osea si ― Rió y me puse rojo ― Si ― Dije al final y apagamos la tele para ir en silencio a su cuarto por el pasillo.

lover of mine ; Trueno [Terminada✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora