10. No quiero eso para su vida.

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Mateo.

Esto lo cambiaba todo, era un giro de 180 grados.

Que Cielo me lo cuente, fue gratificante, porque significaba que me tenía cierta confianza y que por ahí, me iba a dejar ayudarla.

Y en ese momento, cuando la vi totalmente destruida por lo que me estaba contando, me prometí nunca más dejarla sola, y protegerla.

Ella era una chica super especial, dejó una sensación en mi, desde la primera vez que la vi a los ojos sabía que era distinta, y no sabía nada de lo que había pasado.

Y pensé en eso, mientras ella soltaba lágrimas silenciosas que terminaban en mi remera, dejando caricias en su pelo. Sólo estábamos ahí, ella metida en sus pensamientos y yo en los míos.

Después nos llamaron a comer y fuimos al comedor en total silencio, cada uno en lo suyo.

Nos sentamos uno al lado del otro, era obvio que Cielo había llorado asique se veía un poco incomoda pero rápidamente la tensión pasó cuando Emilio y yo tuvimos nuestras peleas de hermanos rutinarias y ella se reía de como mi hermanito de casi doce años me descansaba.

Esto debería ser ilegal.

Después de eso fuimos a casa, Cielo estaba un poco cansada y yo también, fue un día larguísimo. Al llegar me acosté y quedé muerto pero nunca dejé de pensar en la morocha, apenas me levanté fue lo primero en lo que me vino a la cabeza.

Me propuse demostrarle a mi vecina que no era su pasado, que era mucho más, asique me metí de lleno en eso toda la tarde, tenia una idea.

No era mucho, sólo algo para levantarle el ánimo, digamos que tampoco tengo los recursos para regalarle algo muy ostentoso.

Busqué una caja de zapatillas vieja, la forré con cartulinas de colores y la llene de golosinas, esto lo logré ya que la señora del quiosco me hizo precio por todo, sino no llegaría a llenar ni a la mitad de la caja.

También le llevaba otra sorpresa, que espero le guste.

Salí de mi casa con las cosas, sonriendo como un nene cuando le va a mostrar a su mamá el dibujo que hizo, la misma cara de tonto tenía yo.

Toqué el timbre y me atendió Silvina, sonreí. ―¿Cielo está? ―Pregunté aunque la respuesta era obvia y asintió riendo.

―Si Mateo, pasa. ―Me abre la reja y pasamos hasta adentro de su casa. ―¿Ya la andas extrañando? La viste hoy a la mañana.

Me encogí de hombros. ―Vine a traerle algo nomás.

―Bueno, ahí la llamo creo que está despierta.

La fue a llamar rápidamente y una morocha, bajita, despeinada y recién levantada se presentó ante mis ojos,

Que tierna.

―Hola. ―Dice y me saluda todavía tallandose los ojos. ―¿Qué haces acá?

―Te traje esto, todo para vos. ―Le extiendo la caja y me mira confundida, la abre y ríe.

―¿Compraste todo esto para mi? ¿Posta? ―Asentí sintiendo el calor subir a mis mejillas. ―Es re tierno Mateo, gracias. ―Me abraza y creo que es la primera vez que nos sale tan genuinamente una muestra de afecto.

―Y algo más...― Me interrumpió.

―¿Otra cosa más? ¿En mi cumpleaños que me vas a regalar? ¿Un elefante? ―Sigue riendo y me contagia a mi.

―Que sé yo, ¿Cuando cumplís años?

Se encogió de hombros. ―Ya pasó mi cumpleaños, ¿Que más me vas a dar? Estás loco.

lover of mine ; Trueno [Terminada✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora