I Renacer

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Novela para lectura en Wattpad 


«Dime niño de barro, ¿dónde te escondes?, que te busco y no te encuentro, que te llamo y no respondes. Se me consume la vida aguardándote y tú no llegas ¿Hasta cuándo he de seguir esperando?».

—¿De quién es esa voz que desde la distancia me llama y me despierta de tan profundo sueño? ¡Qué cálida suena!

 «No importa quién soy, sino quiénes somos».

Atrapado en un universo vacío. Arropado por la más completa desnudez. Arrancado de la soledad por el llanto de una joven mujer que, en desesperada agonía, nunca me dejó de amar.

Intento sin éxito inhalar una bocanada de aire; alargo los brazos, las manos, estiro mis dedos queriendo desesperadamente agarrarlo; mi pecho comprimido se resiste a aceptarlo, es mucho el peso que lo oprime. Me encuentro sumido en el desconcierto. Tan solo comprendo que irremediablemente me ahogo. Tengo la extrema necesidad de respirar, arrastrado por la fuerza que nace del instinto más primigenio. ¡Qué cerca está la muerte cuando la vida ni siquiera ha llegado! Solo queda rendirme sin haber empezado a luchar. Y no sé, si de la nada es un nuevo principio o acaso el último final.

No estoy solo, percibo el latido casi inapreciable de un corazón junto a mí. Inclino mi cabeza hacia un lado. Lentamente abro los ojos a la caótica oscuridad que lo envuelve todo. Una lágrima se me escapa en río desbocado, llanto mudo y vano, lamento angustiado.

A mi lado, un niño me mira sorprendido, dándome la bienvenida con una sonrisa. Tiene la nariz chata, los labios finos, las orejas puntiagudas. Sus grandes ojos me miran fijamente; sus pupilas de intenso amarillo afiladas como las de gato.

 —Hola. Hablabas en sueños —me susurra entre arrullos compasivos.

En un último esfuerzo, al fin, el aire llena el interior de mi cuerpo. Mi pecho lentamente se va saciando. Siento cómo gota a gota se derrama sobre mí la vida, nueva savia invade mi carne.

Así, sin saber ni cómo ni cuándo ni dónde ni en quién, de nuevo me hallo. Yo, únicamente yo. Consciente de mi existencia. Total desconocimiento de cuanto me rodea. Soy en este presente, desconozco mi pasado, e incierto parece el futuro.

 Me busco en esos ojos de pupilas , veo mi imagen deformada, mi cuerpo desnudo tumbado sobre la fría piedra.

—¡Szuri!, ¿estás ahí? No te escondas. —El tintineo de una voz mucho más fina que la de mi acompañante reclama, desde la distancia, al niño que me observa.

El muchacho se vuelve con aire preocupado, parece como si con rápida agilidad se hubiera convertido en gato y desaparece precipitado en la bruma de la tenue oscuridad que nos acuna.

Oigo unos ligeros pasos acercándose, me retuerzo tratando de buscarlos. Suspiros al llegar a mi lado.

—¡Malk! —grita asombrada— ¡Has vuelto! —insiste una chiquilla no mayor que el niño-gato. Salta sobre mí, me abraza con fuerza, como si hubiera regresado de un largo viaje—. Cuánto te he echado de menos querido hermano.

Cálido el roce de su pequeño cuerpo, tembloroso por el reencuentro. Sus lágrimas son bálsamo que mitiga el dolor de mis heridas y besos fraternos que apaciguan mi desconcierto.

Busco en mi mente, pero no hallo un solo recuerdo que me ayude a comprender lo que está pasando. Comienzan a llegarme preguntas en un intento por vislumbrar al menos una razón que justifique mi existencia donde me encuentro.

La sangre de EnocWhere stories live. Discover now