XIX Fuga

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Novela para lectura en Wattpad

Ansioso espero la llegada de aquella mujer que el día anterior me gritaba de manera desbocada. No puedo dejar de pensar en ella. Me siento atraído por una fuerza desconocida que nace de lo más profundo de mi interior, embelesa mis sentidos, anestesia mis temores y domina mi mente. No puedo apartarla de mi cabeza y esos pensamientos embriagan todo mi cuerpo de una sensación cálida, placentera.

Desconozco todo de ella más allá del intercambio de palabras que tuvimos el día anterior y, sin embargo, y a pesar de que no fue el mejor de los reencuentros, la siento familiar, como si ya la conociera de mucho antes.

Pero mi mente es un pozo vacío, oscuro y sin fondo. Aún así, tengo que recuperar pronto todos los recuerdos de mi existencia. La situación no pinta bien para mí. Aunque pensándolo bien, tampoco me preocupa lo más mínimo, en estos momentos solo me importa ella.

Y así, perdido en mis pensamientos, como un depredador que acecha a su presa, presiento de nuevo su presencia que me llega desde la distancia. Se acerca el momento de nuestro reencuentro. Pude oler su aroma fresco y salvaje desde que llega al exterior del edificio y se apaga el ruido del motor de una moto. Escucho con claridad sus pasos mientras se acerca a las puertas del hospital, se detiene para hablar con su compañero antes de entrar.

—Estate alerta Ricardo. Tomas me sigue en un coche camuflado con dos de sus perros de presa y en el interior del edificio tiene que haber al menos otros dos, he reconocido a uno por las cámaras. Una vez dentro no cuestiones mis decisiones, solo sígueme el juego. ¿Preparado?

El mismo agente que vino el día anterior con ella y ya llevaba esperando largo rato a la entrada del edificio en tono jocoso responde: 

—Sí, señor, a sus órdenes. ¡Ah! Se me olvidaba... Mientras tú estabas de comidita con tu capitán, estuve investigando sobre lo que hablamos...

—Y... ¿Qué has encontrado? —reclama la inspectora curiosa.

—Hace unos años una corporación de Oriente Próximo, «Gehenna», abrió una delegación en Enoc y ha adquirido numerosas propiedades en la ciudad. Al parecer pertenece a una rica heredera del último Sha de Persia y a su esposo. Tienen numerosas empresas por el mundo, pero sobre todo se dedican al petróleo y a la alimentación: dátiles, azafrán y pistachos. Entre otras actividades más secretas... 

—Está bien, luego me explicas con más detalles. Ahora centrémonos en Malk.

Entran y saludan en el mostrador de recepción recogiendo sus credenciales de visitantes. Yo acentúo mis sentidos siguiendo con extrema atención todos sus movimientos, sus palabras. Separando el resto de ruidos que se entremezclan con ellos: el volumen de aquella televisión, conversaciones, pasos... Y mi corazón se acelera a medida que se acerca, a medida que llega el momento de volver a verla. Su mano se posa sobre el pomo de la puerta, abre y allí queda inmóvil al verme, escucho como el golpeo de un tambor su corazón acelerarse.

Muevo mi cabeza lentamente hacia ella, abro los ojos buscándola. Nuestras miradas, a pesar de las gafas que lleva puestas, se encuentran en una explosión de sensaciones compartidas, de emociones contrapuestas. Ya no lleva puesto el uniforme, solo un traje de cuero negro ceñido a su cuerpo que muestra con descaro sus acentuadas curvas. Su cabello recogido en una cola.

Y allí, ella, solamente ella, nada más importa. Tan frágil, tan etérea y a la vez tan fuerte y segura de sí. Siento su cuerpo estremecerse a la par que el mío. Me levanto y lentamente voy a su encuentro hasta tenerla tan cerca que podría abrazarla.

—Hola... —Amable trato de iniciar una nueva conversación.

—¡Las muñecas! Extienda sus brazos para que podamos ponerle las esposas —me ordena con el mismo tono que el día anterior.

La sangre de EnocDove le storie prendono vita. Scoprilo ora