Bella Donna [COMPLETA]

V E I N T I D Ó S

Lexy.

—Cancela la cena con Dayana, llama a Jackie y a los otros socios, tenemos que discutir esa demanda.

Mi asistente asiente mientras anota.—Llamaron del colegio de Mia.

Levanto la cabeza inmediatamente.—¿Sucedió algo?

—No, señora, llamaron para avisar que mañana tiene una junta de padres y como Martha no les tomo la llamada...

Mi pobre corazón corre como loco. Si a mi pequeña le pasa algo, me muero.

—Muy bien, gracias, retírate.

Antes de que Joan cierra la puerta veo a Jacqueline salir del elevador, directo a mi.

Me levanto y la espero, besa mi mejilla y pasa.

—¿Que sucede? ¿Porque tienes esa cara?—Pregunto.

—Fuera de que anoche obtuve el peor sexo de mi vida, lo cual es poco relevante respecto a lo otro que me preocupa.

Estoy acostumbrada a sus relatos soeces, así que no me sorprende.

—Es una pena, ¿y que es eso otro que te preocupa?

Acaricia su cabeza.—¿Que carajos hace cosmetic Laucher demandando a nuestra compañía por plagio? ¿Que le plagiamos, los perfumes? ¡Por si no sabían hacemos ropa, vendemos ropa! ¡Hacemos moda!

Suspiro y vuelvo a mi silla.—Estamos de acuerdo, Jackie, hay que solucionar ese problema inmediatamente.

Asiente.—¿Que esperamos? Tenemos que hablar con los abogados.

—Ellos recibieron la notificación, están al tanto, por eso mandé a llamar a los socios.

—¿A que hora es la reunión? Lexy, creo que mejor me quedo cerca tuyo porque siento el impulso de ir a ese lugar y escupir a todo mundo.

—Tienes que ser profesional.

Ríe falsamente.—¿Quieres que sea profesional? Pues bien, quiero que ese idiota que demandó sin fundamento se vaya profesionalmente al cara-

—Dime.—Descuelgo el teléfono cuando Joan llama. Jackie me fulmina.

—El señor Beily dejó un recado y un paquete.

Evito sonreír.—Traelo.

La mujer entra y me entrega un papel y un sobre amarillo.

—Creí que no viviría para verte así...

La ignoro y leo.

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¿Puedo raptarte y llevarte de nuevo a esa cabaña?

Por amor a Dios, di que sí.

EB.
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Me cuesta demasiado trabajo no sonreír, no planeo evidenciar que algo está cambiando, cosa que me aterra porque aún no estoy lista para dejarlo ir, ni mucho menos lo que sea que esté pensando.

—¿Porque sigues aquí?

Bufa.—Eres una maldita, esperaba ver lo que hay dentro, ¡Soy tu mejor amiga y no tengo sucios detalles! ¡No es justo!

—Tienes una pregunta y luego te vas.

Sonríe victoriosa.—Te ves diferente, no lo sé, es obvio que te está dando como a cajón que no cierra, pero...

—Eso no es una pregunta.—Recalco.

Asiente.—Es que tengo tantas, espera, déjame pensar.

Bebo de mi café, esperando su pregunta, también rezo un poco para que no sea nada lo suficientemente íntimo.