D O S

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¿Qué? Ese hombre, emanaba peligro, deseo, pecados, sábanas y...¡Lexy! ¡Control!

No tenía ni idea de quien era, sin embargo, por un segundo, pasó por mi mente que podía lanzarme a él sin pensar demasiado.

No podía con esto.

Parte de mi, la gran mayoría, estaba feliz de lo bien que le fue a la colección, a los accionistas les encantó y mucho más al público. Y la otra parte de mi, la cual se perdía momentáneamente en los ojos verdosos, llenos de picardía. Me hizo enardecer de enojo. ¿Quién se creía este hombre? ¿Quién era? Podría googlearlo, sin embargo, había millones de personas con ese nombre, además, de que ese hombre no puedo atormentarme, mucho menos darme el lujo de tener el mínimo interés.

—Matt, a casa, por favor.

Mi viejo amigo asiente. Escucho la música mientras reviso lo que están diciendo de la empresa y la colección. De hecho están diciendo cosas maravillosas.

Sonrío con tristeza. Desearía llamarte para decir la gran noche que tuvo nuestra empresa.

Carraspeo antes de ponerme a llorar. Otro lujo que no podía tener, no siendo la Salvatore con más enfoque público.

—Recuerda perderlos.— Matt asiente y da un par de vueltas por si algún periodista decidía seguirme a el único lugar lejos de la toxicidad del ojo público.

Nuevamente me pierdo en la sensación de sus labios en mis nudillos. Era tan atrevido que me provocaba regresar solo para golpear sus mejillas varoniles, quitarle esa sonrisa complacida ante mis reacciones. Estúpido, estúpido.

Matt abre la puerta para mi, bajo y entro a la casa, quito mis tacones después de dejar mi bolso en la mesilla a un lado de la puerta. Suspiro.

—¡Mami!—me giro y sonrío, alzo a mi hija en brazos.

—¿Qué haces despierta a esta hora, cielo?— Evade mi mirada sonriendo.—¿Qué tal la escuela hoy?

La bajo, toma mi mano y me lleva a la cocina, donde me espera Martha, la nana de mi hija y mi ama de llaves.

—Buenas noches, Martha, ¿qué tal todo?—Ayudo a mi hija a sentarse en las largas sillas del desayunador.

La anciana sonríe.—Tú sabes que Mia es un sol.

Mi hija ríe cuando despeina su cabello dorado. Idéntico a el de su padre, incluso diría que lo único que heredó de mi, fue la forma tan enérgica de ser.

—Lo sé y por eso, tienes que ir a la cama, bonita.— hace un puchero extremadamente tierno.—No, no, Mia , nada de pucheros.

—Pero no te vi en todo el día, mamá.—Mi corazón se estruja; es cierto que no hemos pasado mucho tiempo juntas en las últimas semanas. Suspiro y beso su cabecita.

—¿Qué te parece un vaso de leche y jenga con Martha?—chilla y corre a buscar el juego. Martha y yo compartimos miradas antes de echarnos a reír.

Sirvo la leche y la meto al microondas.—¡Sin correr, Mia!

Había días en que la presión de los periodistas no me deja llegar a casa, o no llego por miedo a que sepan sobre mi hija y el pasado de Lexy Salvatore. No quiero que la conecten conmigo y todo lo que dicen de mí, tiene suficiente con el padre que le tocó.

Una hora después acuesto a mi hija en su cama, rendida, está gigante ya, casi no puedo cargarla hasta su habitación. Beso su frente antes de arroparla. La observo dormir, tan tranquila y pacífica. Ojalá pudiera dormir de esa manera.

Bajo a terminar de lavar lo que habíamos ensuciado, no obstante, Martha estaba secando sus manos después de fregar.

—Oye, yo iba a hacerlo, ve a dormir, Marthita, yo apago todo.

La mujer sonrío y puso los ojos en blanco.

—¿Para qué me pagas si siempre quieres hacer todo tu, Alex?— ¿Porqué me llamaba así? Pues de niña yo decía llamarme así, y para ella soy Alex o Alexis.—Tan testaruda como tu padre, niña.

Bufo.—Que ofensa tan grave, Martha.

Suelta una carcajada, deja el trapo sobre la mesilla y se acerca a mí.

—Terca como mula.—Abro la boca divertida, entrecierro los ojos riendo. Ella corre lentamente.

—¡Oh, ¿como me dijiste, Martha?!—suelto una carcajada y dejo que se vaya a su dormitorio.—¡Mañana me las pagas, anciana!

La escucho riendo por el pasillo.—¡Tu abuela!

Sonrío antes de apagar la luz de la cocina e ir a mi habitación.

A la mañana siguiente, de camino a el trabajo, Matt conversa sobre su novia y de como este año cumplen una década de pareja. Planea pedirle matrimonio en su aniversario. Ojalá pudiera volver a creer en el amor como él, con ese brillo en los ojos y en el alma.

Antes de bajarme bromeo con él.—Quiero ir a la boda.

Sonríe. Abre mi puerta y me despido tocando su hombro con familiaridad. Camino hasta la entrada de mi empresa, el edificio era bastante modesto, amaba este lugar, mi hermana lo eligió, era lindo, acogedor y parecía departamental. Todos mis empleados corren despavoridos hacía sus puestos de trabajo, saludo a unos cuantos con un simple movimiento de cabeza.

Subo al elevador, ocupado por varias  personas de recursos humanos y una modelo de tallaje. Los saludo con un simple buenos días. Llego a mi piso, saludo a la secretaria de mi mejor amiga, Jackie, quien es la jefa de a lo que todos llámanos "control de daño", es decir, relaciones públicas, ella se encarga de entrevistas, opiniones y eliminar cualquier estupidez que se diga en medios, y quien también cuenta con acciones del 15% de esta empresa.

Camino hasta mi oficina.

En cuanto me siento en mi silla, Joan entra con miles de asuntos que atender.

—...Junta directiva y un hombre está esperando por usted.

Frunzo el ceño, me tiende unos papeles que debo firmar, lo hago mientras le pregunto.

—¿Un hombre? ¿Como se llama? Toma.—Le devuelvo los papeles, y me da el estudio de las ganancias de la colección solo de las ventas online.

Lee en su libreta.—¿Bailey?

Miro sus ojos, se encoje de hombros.—Muy bien, dile que puede pasar. Tráeme un chocolate, por favor.

Enciendo mi computadora, mientras leo el informe de contabilidad. Es el mejor informe que he visto en todo el año.

Tocan la puerta, sin alzar la vista.—Adelante.

Escucho unos pasos con zapatos caros y de un poco de tacón varonil acercarse, así que alzo la vista.

—¿Usted?

Xx

Hola, holaa♡.

Sé que por ahora no hay muchas personitas por aquí, pero tengo muchas ganas de que sepan sobre estos dos.

Y si hay algún alma desértica por aquí, que diga presente, plis.

Bella Donna [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora