V E I N T I C I N C O

147 11 0
                                    


Suelto una carcajada al ver a Jackie beber otro caballito del ombligo de Rory Hill, una modelo.

—¡Eso es, nena!—Celebra, la música a más no poder da un ambiente bastante animado, creo que no había asistido a una fiesta que me hiciera volver a mis años de universidad.

—¡Otro, otro!—Gritan todos, observo la escena, una extraña tensión se crea entre Rory y Jackie, ambas se observan, su burbuja se rompe cuando ponen otra ronda de alcohol a su lado.

El imbécil que acompañó a Alexandra está hablando con otro actor en una esquina del lugar, Jacqueline me observa y me da un guiño. Señala a mi derecha, y supongo que esa es mi señal de que vaya a por mi objetivo, el cual es hablar con Lexy.

La veo bailar hasta donde están ambos hombres ya mencionados, y sonríen al verla, entiendo que su plan es entretenerlos para que yo huya. No la voy a decepcionar, por lo que termino de beber mi trago y salgo, donde me encuentro un pasillo, semi oscuro con varias puertas, y después de descubrir que dos de ellas son baños, la tercera parece la indicada, y lo confirmo al abrirla.

Alexandra está sentada en un pequeño banquillo, frente al piano, una copa de algún cóctel sobre el mismo, cierro la puerta con cuidado. Sus dedos se mueven sobre el instrumento, maldice al desafinar en algunas notas, pero una vez lo tiene, toca la misma que aquella noche en la que fuimos a su casa luego de firmar el contrato.

Die for you, me eriza la piel, y me acerco, atraído hacía ella.

—¿No fui lo suficientemente clara?—Dice, pero sigue tocando, dejo atrás mi discreción y camino hacía ella. Su espalda se ve tensa. Tan pronto como mi cuerpo siente el calor del suyo, se levanta, nuevamente desafinando.

—¿Y qué? ¿Simplemente termina así?—Bebe de su copa y asiente.

—Eso estaba en el contrato, quedaba anulado si alguno de los dos se metía en una relación, y en este caso, fue usted, señor Beily.

Rasco mi barba, por la distancia, lo frío y escueto de su voz.

—¿Que fue lo que pasó?

—Ya no importa, desde este momento, usted y yo, no tenemos nada en común, ni mucho menos algo que nos una de alguna forma.

—¿No dejarás siquiera que me despida?—Me acerco y ella retrocede.—¿Me tienes miedo?

—No, por supuesto que no.—Dice con orgullo.

—¿O temes no controlarte teniéndome cerca?

Bufa.—No sea ingenuo, señor Beily.—Trata de huir, pero cuando pasa por mi lado, la intercepto, dejándola enjaulada entre mi cuerpo y la pared.—Déjeme ir.

—Sea lo que sea que ella te haya dicho es mentira.—Susurro, puesto que aquí no se escucha absolutamente nada, excepto nuestras respiraciones.—Es mi ex-prometida, y una mentirosa a más no poder.

—Ya es muy tarde para explicaciones.—Trata de sonar reacia a mi presencia. Me acerco más y sus manos suben a mi pecho para empujarme.—Suélteme.

—¿No lo entiendes? Ella te está mintiendo y como eres una cobarde, lo aceptas todo con tal de salir huyendo.

Recibe la espina venenosa que suelto con elegancia, alzando su rostro, ocultando sus verdaderos emociones.

—No me interesa, estoy con Horacio.—Dice, devolviendo el veneno. Inevitablemente suelto una risa falsa.

—¿Eso es? Querías deshacerte de mí para irte con ese idiota, ¿no?—aprieta su mandíbula, una de mis manos baja por su brazo hasta su cintura y tiro de ella, presionándola a mi pecho. Escucho como contiene respiración.—¿Crees que unas páginas rotas van a impedir lo arrollador que se ha vuelto esto entre nosotros?

Bella Donna [COMPLETA]Where stories live. Discover now