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Siguió la noche, después de ese baile y aquel beso a la mano de George, empezaron los murmuros, rumores, hasta felicitaciones a George, a Clay e incluso al rey. Hasta que en un momento estuvieron solos George y Clay.

—Siento haber ocasionado esto. — Mencionó Clay mientras mantenía su postura, con una leve sonrisa mirando al castaño.

—No es nada. — Respondió el menor, mientras soltaba un respiro tratando de evitar la mirada del mayor.

—Si quiere, puedo ir a decir que es un malentendido... — Recomendó mientras daba unos pasos adelante, el menor lo tomó de la mano haciendo que pare.

—No, no es necesario. — Habló con la mirada baja, el más alto acomodó un mechón de cabello que caía en la cara de George, provocando la mirada de este.

—Está bien. — Clay pasó su mano suavemente por la mejilla del contrario hasta llegar a su mentón, lo levantó un poco.

Clay admiraba cada parte del rostro de George, era completamente perfecto, su piel era tan fina y suave, sus labios rojizos que contrastaban con el color de su piel con ese "algo" que hacia querer probarlos. George solo admiraba sus ojos, tan lindos como un prado lleno de flores, sin quitar el hecho de que le parecían conocidos.

Se encontraban a una distancia corta, poco a poco se habían acercado el uno al otro, George sentía un latido en su pecho más rápido de lo normal. A punto de juntar sus labios, fueron interrumpidos, por unos golpes en la puerta avisando la entrada de alguien, George solo se separó rápidamente mientras Clay suspiraba molesto.

—Su majestad, el rey lo busca.

—Gracias. — Dijo retirándose sin mirar al rubio, ni siquiera la dijo algo, siguió hasta llegar donde lo buscaban, donde lo mantuvieron ahí con charlas sobre su futuro.

Para su mala suerte, parte de esas preguntas contemplaban a Clay, el solo decía que era un malentendido. Después no pudo siquiera despedirse de él, pues se había ido sin avisarle.

Acabó la fiesta, George no lo disfrutó, solo en el baile pudo ser alejado un poco de su realidad, pero igualmente las preguntas fueron lo que más le incomodaron.

「♡」

La mañana siguiente, George se levantó por la luz que entraba por su ventana, alguien la había abierto, cuando se levantó para cerrarla notó que en su mesita de noche estaba un traje real junto con su corona preparada, esas cosas solo las llevaba si era algo importante o tenían visitas.

Inmediatamente se vistió y salió hacia la entrada del castillo, donde las dos grandes puertas dejaban entrar a los invitados, siendo guiados por una alfombra roja hasta el trono del rey y la reina.

Al llegar se escondió en un pilar considerablemente grande, escuchaba las voces y el eco de estas, sobre todo las risas graves. Los veía de lejos hasta que una mirada llegó a él, la de su padre.

—¡George! ¡Ven! Hay invitados.

Cuando los invitados eran de confianza su padre era mucho menos formal, lo que en una parte calmó a George, avanzando hacia los presentes. Los dos hombres que estaban de espalda se voltearon hacia él, dejando ver quiénes eran.

—¡Príncipe George! Es bueno volver a verlo. — Habló el rey de uno de los más grandes reinos, ofreció su mano la cual George aceptó. —Lamento no haber llegado a su fiesta ayer, pero Clay me dijo que la pasaron bien.

—No se preocupe y si, el príncipe Clay esta en lo correcto. — Respondió el castaño, aunque tuviera ganas de correr supo mantener su sonrisa.

George pasó su mirada a Clay, contenía una sonrisa aliviada, amigable y serena. Le ofreció su mano la cual George aceptó, pero a cambio del anterior, este le dio un suave beso en sus nudillos.

—Buen día, príncipe. — Saludó Clay a George, este solo le sonrió nervioso.

—George. — Lo llamó su padre, lo miró mientras soltaba la mano del rubio. —Necesitamos arreglar unos asuntos importantes. ¿Puedes quedarte con Clay?

El menor lo dudó, pero no tenía otra opción más que asentir, los tres adultos les dedicaron una sonrisa, mientras empezaban a caminar a otra parte del castillo, dejándolos solos.

El ambiente se tornó tenso, George no quería estar ahí pero el silencio tan largo lo estaba matando, dio un libero suspiro para después mirar a Clay de nuevo.

—¿Quiere salir a dar un paseo, príncipe? — Preguntó lo mejor que pudo, Clay asintió con gusto, el castaño empezó a caminar, hasta llegar al jardín.

Caminaban en silencio por los arbustos, el castillo era grande pero el jardín lo era mucho más, arbustos de diferente tamaño y especie cuidadosamente tratados hacían ver el jardín cómodo, sin importar el clima, la estación o el aire, siempre era cómodo.

La brisa fria de invierno acariciaba suavemente la piel de los príncipes, sin contar el nublado día que hacia, definitivamente el clima no era el mejor para estar fuera.

George miraba las plantas y flores que decoraban a los arbustos. El chico tenía su mente en otra parte, las preguntas invadían su mente, no sabía el objetivo de los invitados, o si habían venido por su padre. Las respuestas a esas preguntas solo eran más preguntas y se empezaba a cansar de ser demasiado cobarde para preguntar.

—A veces mantener las dudas para si mismo no es la solución.

Escuchó la voz del rubio detrás de él, al darse vuelta vio a Clay con una rosa roja en su mano, ofreciendola al menor.

—Uh, gracias. — Dijo el castaño tomando la rosa.

—Siento que no es de mi incumbencia pero ¿Qué es lo que mantiene su mente ocupada? — Preguntó con una voz suave y relajada.

George se quedó en silencio unos momentos, no le parecía correcto decirle que él era el responsable de las preguntas que se hacia.

—Príncipe Clay ¿Usted está aquí por algún compromiso?

「♡」

Feliz navidad, mis niñxs, espero se la pasen hoy super bien y que les den los regalos que querían, lxs quiero mucho<3

La corona [DreamNotFound] Where stories live. Discover now