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La brisa era más fría cada vez, tanto que pudo despertar a George, abrió los ojos, se percató que seguía en el árbol, el cielo ya estaba oscuro y no había ningún ruido en el lugar.

Se levantó de el frío césped, aún con el traje de Wilbur en sus hombros, al menos eso le ayudó a no congelarse en medio del jardín.

Nadie lo había ido a buscar, nadie se había percatado de su ausencia, o tal vez si, pero por su reacción de hace unas horas, nadie quiso buscarlo.

Trató de llegar a su habitación, pero por su cansancio y su poca vista en la oscuridad, le era casi imposible no hacer ruido.

Cuando abrió la puerta lo primero que hizo fue querer acostarse, pero fue interrumpido por una figura recostado en su cama, solo veía una sombra por la escasa luz.

Cuando se acercó se percató que era Clay, estaba durmiendo en su cama por alguna razón, decidió no molestarlo pues se quería evitar una conversación con él.

Se acostó lentamente bajo las sábanas, intentando también tapar al contrario, este sintió el movimiento despertándose.

—¿George? ¿Donde estabas? — Le preguntó entre murmuros y somnoliento.

—No importa, tapate o regresa a tu habitación. — El rubio le hizo caso metiéndose entre las sábanas sin importarle las últimas palabras del menor.

—Te estaba esperando.

—Mañana hablamos, duerme mejor.

El rubio pasó una mano por la mejilla del menor quitando un mechón de cabello que caía.

—¿Tienes frío? — Preguntó al sentir la piel del menor helada, este asintió con la cabeza.

Clay no esperó nada más para atraer el cuerpo del menor tomándolo se la cintura, rodeándolo con sus brazos, mientras George escondía su cabeza en el pecho del mayor.

—Gracias.

Se dispusieron a dormir las horas que les quedaban, George en ese momento no tuvo en cuenta la opción de sacar a Clay de su habitación, solo le parecía mal sacarlo cuando él fue el que lo estuvo esperando.

『 ♡ 』

La poca luz del sol entraba por su ventana, interrumpiendo a George, aunque tuviera demasiado sueño, no pudo evitar levantarse.

Le dio unas pequeñas palmadas al otro lado de su cama, dándose cuenta que Clay ya no estaba ahí. Le dio un vistazo a su ventana, viendo como el nublado cielo interrumpía el calor.

Aun con sueño, se arregló, ya no se tenía que poner ropa tan elegante, pues ya no había nadie en el castillo, más que Clay y su padre.

Antes de salir con su padre y compañía, mandó a lavar el traje de Wilbur, se lo daría cuando lo viera nuevamente.

A punto de entrar al comedor, salió del mismo su madre, con una charola en sus manos que tenía un par de tazas vacías.

—¡George! Toma, ayúdame con esto.

George asintió mientras tomaba la charola, su madre empezó a caminar mientras en sus manos estaba una tetera con té caliente.

Esta no era la primera vez que le pedía ayuda con las tazas, de hecho, era una manera de que la reina quería hablar con el chico, eran muchas las veces que lo hacían y más si era algo serio.

—¿Cómo va el compromiso? —Preguntó de la nada, George se sintió nervioso, pero pudo ocultarlo.

—No hay nada ni nadie aún.

—Hm. — Siguieron caminando en un pequeño silencio, después siguió hablando. —¿El príncipe Clay?

—¿El que tiene que ver aquí?

—Nada, solo los vi hoy en la mañana en tu habitación. — Dijo con normalidad con una pequeña sonrisa en su rostro, George se puso aún más nervioso.

—Uh.. Él me estaba esperando pero se quedó ahí porque no llegué.

—Está bien, está bien.

Siguieron su camino hasta llegar a la mesita donde siempre hablaban, esta se encontraba a lado de una ventana que daba al jardín, la pequeña mesa era para jugar ajedrez, pero normalmente no lo hacían.

George dejó las tazas en la mesa y se apresuró a sostenerle la silla, pero la reina no se sentó, le sonrió mientras dejaba la tetera en la mesa.

—Siéntate, ahora te acompañan. — Le dio una caricia a su hijo en la mejilla.

—¿Quién?

—George, creo que deberías preocuparte más sobre tu compromiso, tu padre es capaz de casarte con cualquiera si no decides ahora. — La mujer le dio un pequeño beso en la mejilla. —Aparte, creo que él si esta interesado, no en el matrimonio, si no en ti.

Mientras decía las últimas palabras le acomodó su traje al contrario, para después dirigirse a la salida, George se quedó solo y confundido en la sala mientras tomaba asiento.

George pensaba en las palabras de su madre mientras miraba por la ventana, sabía que cada dia que pasaba era cada vez más la impaciencia de su padre.

Escuchó la puerta abrirse, entonces vio al tan mencionado Clay, ese que aunque no fuera deseado, ocupaba los pensamientos del menor.

El rubio miró la sala para después encontrar sus ojos con los de George, le sonrió para después acercarse a él.

—La reina me invitó un té. — George asintió con la cabeza, el castaño estaba apunto de decirle que había sido una trampa de su madre para juntarlos, pero creía que era momento de empezar a tomar decisiones a su futuro.

—Ya veo, toma asiento, porfavor. — Le devolvió una sonrisa al mayor.

Clay se sentó sin hacer otra pregunta más, podía suponer lo que pasaba, George tomó la tetera llena de agua caliente y con precaución le sirvió a ambos en las dos tazas, Clay solo lo miraba con atención.

Tomó la taza y con delicadeza le dio un sorbo pero soltó un pequeño quejido al sentir el líquido caliente, George lo notó intentando no soltar una risa.

—Tenga un poco de cuidado. — Le dijo con un pequeño tono divertido mientras le pasaba algo con lo que limpiarse.

—Gracias. — Clay lo tomó para después secar lentamente su boca.

La corona [DreamNotFound] Where stories live. Discover now